La asociación Salimar, Asociación Española de Productores de Sal Marina, cuyas empresas asociadas envasan más del 60% del producto dirigido al consumo doméstico, ha registrado porcentajes que oscilan entre el 100% y el 150% de ventas por encima de un mes de marzo normal, lo que significa un incremento trimestral de las ventas dirigidas a este segmento de entre un 35% y un 40%”.
Un aumento, según la entidad, también alentado por la mayor demanda procedente de la industria alimentaria (empresas conserveras, salazoneras y cárnicas, entre otras) y que es atribuible a la crisis del Covid-19.
Con todo, el presidente de la entidad, Gonzalo Díaz Caicoya indica que el dato “ha de interpretarse con prudencia y en perspectiva anual”, ya que, según señala, “este crecimiento de ventas dirigidas al consumo doméstico compensa, al menos en parte, la reducción de demanda procedente de otros segmentos, como el de tratamiento de agua, o el deshielo, cuyo consumo está siendo inferior a la media de otros años”. De hecho, la disminución en descalcificación “es muy severa y podría provocar en abril un descenso muy superior al incremento referido de marzo de la sal de alimentación”, subraya.
Anualmente, la producción representada por los miembros de Salimar acumula 410.400 toneladas a alimentación, lo que significa el 57% del total de su producción media anual (720.000 toneladas). De ésas, 94.392 toneladas corresponden a paquetería de venta directa al consumidor y 316.008 toneladas a la sal marina que adquiere la industria alimentaria. Asimismo, las empresas asociadas venden 180.000 toneladas para el tratamiento de aguas y 129.600 para el deshielo.
Además de la crisis sanitaria del Covid19, la venta de sal marina está expuesta de forma recurrente a numerosos factores externos que alteran un comportamiento regular de la salida al mercado del producto. Por ejemplo, “la producción varía enormemente en función de las condiciones climáticas cada año”, matiza Caicoya.
A la vez, las características de la sal marina conllevan una ventaja adicional para contrarrestar estos factores externos. “Es una suerte que nuestro producto no caduque, lo que nos permite regular el stock producido para adecuarlo a la demanda de un año a otro”, explica el presidente de Salimar.