Cuando el comercio español comenzaba a remontar y a recuperar la confianza de los consumidores, la llegada de la sexta ola de la pandemia y la subida del precio de la energía han frenado su actividad. Ahora la incertidumbre hacia el futuro marca especialmente sus decisiones, algo que afecta directamente a todos los sectores del mercado.
De ahí que en el cuarto trimestre de 2021 se haya observado un leve giro negativo en la confianza de los consumidores, que ha bajado un punto respecto al tercer trimestre, situándose en el 6,7%, según el Informe Perspectivas del Consumidor de la consultora Kantar, en la que explica cómo determinados factores han afectado a la población.
Teresa de Ledesma, responsable del estudio, comenta que “la opinión pública se está reponiendo del tremendo shock del Covid19 en la primera mitad del año, que afectó esencialmente a una valoración de la situación del país especialmente negativa. (…) Es previsible una contención del gasto que afectará a unos sectores más que a otros, pero, aun así, los consumidores no se dejan arrastrar por la negatividad”.
El sector alimentario es el más afectado por la inflación, pues la intención de compra de productos alimentarios ha bajado siete puntos respecto al trimestre anterior. En segundo lugar se sitúa el ocio, con 3,5 puntos menos. Al contrario, la intención de compra de ropa y complementos se está recuperando y sube 7,5 puntos. En este periodo, sólo se ha incrementado la intención de consumo de cinco categorías de producto de las 24 analizadas: droguería, formación, ropa o complementos, seguros de vida y vivienda, y videojuegos/CDs/música.
Asimismo, el 63% de los consumidores cree que lo más conveniente es mantener los niveles de consumo, frente al 29% que cree que lo mejor es reducirlos. Con este panorama, el efecto más previsible será la reordenación del gasto, siendo las grandes compras y las que requieran más inversión las más afectadas.
En palabras de Ledesma, “esta reordenación del gasto parece más coyuntural y un efecto de la inflación que un giro en la confianza del consumidor, aunque puede cambiar si la inflación se instala definitivamente. Las marcas deben trabajar en la confianza ya que es uno de los motores actuales en las decisiones de consumo de los españoles, quienes buscan seguridad y acertar en sus actos de compra, y perciben que pueden obtenerlo tanto desde la confianza que le otorgan las marcas tradicionales como desde el ahorro de la marca de distribución.”