Aunque la tendencia actual es que el consumidor demande productos más saludables y sostenibles, el consumo de alimentos ultraprocesados sigue siendo muy alto y explican, en parte, graves problemas como el de la obesidad. En este sentido, se recomienda reducir significativamente su consumo.
La Organización del Consumidor (OCU) señala que, entre los alimentos ultraprocesados más consumidos por los españoles se encuentran, en primer lugar, las carnes procesadas, es decir, salchichas o hamburguesas que suman el 17% de los alimentos ultraprocesados. En segundo lugar, con un 14%, se sitúan las bebidas azucaradas, esto es, refrescos, bebidas de frutas o bebidas energéticas. La bollería es el tercer grupo de ultraprocesados con más éxito.
La regla de oro de nuestra alimentación, señala la OCU, debe ser consumir productos frescos, principalmente vegetales, y pocos procesados. Para que un alimento se incorpore a nuestra dieta, debe someterse a diferentes pasos desde la materia prima inicial hasta la obtención del producto. Estas operaciones implican cambios físicos o transformaciones químicas que pueden tener una repercusión en la composición nutricional del alimento base. Cuantos más procesos de transformación, mayor será el grado de procesamiento del alimento y, en ese caso, se habla de alimentos ultraprocesados.
Entre los alimentos frescos encontramos las hojas, tallos, raíces, tubérculos, frutas, nueces o semillas o la carne, casquería, huevos o leche. También hay alimentos mínimamente procesados: son alimentos naturales que han sido sometidos a una transformación que no incorpora ninguna sustancia al producto original: limpieza, lavado, descascarillado, pelado, rallado, exprimido, secado… A este grupo pertenecen los ingredientes culinarios procesados. Son productos extraídos o refinados a partir de otros productos como es el caso de los aceites vegetales, grasas animales, almidones o azúcar. En este grupo también está incluida la sal.
El grupo tres es el de los alimentos procesados. Son el resultado de la adición de ingredientes culinarios procesados a alimentos no procesados o mínimamente procesados para aumentar su conservación o palatabilidad. En estos alimentos se reconoce como versiones de los alimentos de procedencia. Incluyen verduras o legumbres enlatadas, fruta en almíbar, encurtidos, pescado conservado en aceite, algunos tipos de carne y pescado procesados, como jamón, tocino y otros productos cárnicos no reconstituidos, pescado ahumado, quesos y panes.
Los ultraprocesados están elaborados a partir de otros alimentos. No se suele reconocer el alimento de origen; de hecho, se elaboran para imitar la apariencia, forma y cualidades sensoriales de otros alimentos.
La OCU recomienda basar la dieta en productos del primer grupo aderezados con los del segundo, es decir, productos frescos cocinados en casa. Por otra parte, el consejo es reducir al máximo el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados.