La revolución digital forzosa provocada hace dos años por la crisis sanitaria se traduce actualmente en una consolidación del comercio online: la población está manteniendo las nuevas modalidades de compra adoptadas tras la pandemia y el confinamiento, llevando al ecommerce a un avance sostenido pero imparable.
Sin embargo, el auge del comercio electrónico no ha mermado el interés del consumidor por la tienda física: una vez superado el miedo al contagio y la preocupación por la distancia y la seguridad, el cliente ha vuelto al comercio tradicional, sobre todo para adquirir productos de gran consumo.
Desde in-Store Media hemos realizado un estudio que confirma el incremento de la omnicanalidad entre los hábitos de compra de los compradores online españoles, con un 71% que ya realiza parte de sus compras del hogar de forma electrónica varias veces al mes. Antes de la crisis del Covid-19 este porcentaje era de tan solo el 54%.
Sin embargo, los compradores digitales también siguen consumiendo en tiendas físicas: más del 40% de los consumidores utiliza indistintamente los canales físico y online, combinando ambos mundos de forma cotidiana.
Esta transformación tan rápida de los patrones de consumo y la adaptabilidad del cliente a las circunstancias ha convertido el canal digital ya no solo en el garante de la continuidad de muchos negocios, sino en pieza clave para reducir el impacto económico derivado de la pandemia. El confinamiento y las restricciones provocadas por el Covid-19 pusieron de manifiesto la necesidad de transformación digital de muchas empresas: lo que antes solo era una opción, se convirtió es una exigencia para adaptarse al entorno y responder a las necesidades de los consumidores. En este sentido, la pandemia fue una oportunidad para pymes y autónomos, el sector más afectado por la falta de digitalización.
Dos años después, los clientes compran de forma habitual a través de la pantalla, pero continúan valorando la importancia de la experiencia de compra. En este sentido, la tienda física sigue prevaleciendo en las preferencias del consumidor y la integración del mundo online y offline se convierte en el gran reto para las marcas.
A pesar de que el shopper español sigue utilizando el supermercado físico para la compra de productos de gran consumo (alimentos, limpieza, belleza o cuidado personal), nuestro estudio señala un notable incremento en categorías de despensa y carga respecto al consumo online prepandemia: a modo de ejemplo, más de un 78% realizan compras online de alimentación y bebidas y un 76% compran productos de belleza, perfumería o higiene.
Sin lugar a duda, los clientes han normalizado por completo la nueva realidad postpandemia y actúan según los patrones de consumo derivados de la crisis; ahora es el momento para que las marcas sepan combinar la comodidad y conveniencia del comercio online con la experiencia de compra de la tienda física para cumplir con las expectativas del nuevo consumidor.