El CNTA ha celebrado este martes una nueva edición de la Jornada de Transferencia de Tecnología de CNTA que ha reunido a un extenso panel de expertos para abordar la “inmunonutrición”, un concepto por investigar que ya vislumbra grandes oportunidades de negocio a futuro para la industria alimentaria.
La apertura del evento, que ha podido seguirse bajo el hashtag #ConCienciaSíHayFuturo, ha corrido a cargo del ministro de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, Pedro Duque, quien ha subrayado la importancia del sector de alimentación y bebidas para España, que además destaca por su capacidad innovadora. Asimismo, ha introducido las principales innovaciones previstas para la industria alimentaria en la Estrategia Española de I+D+I, que sienta las bases de la generación de nuevos productos y servicios en beneficio de la sociedad para los próximos siete años.
Por su parte Begoña Díez, Investigadora y profesora del Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de Microbiología de la UPV-EHU, ha ofrecido algunas pautas para entender la relación entre la alimentación y el sistema inmunitario. Díez ha destacado la importancia de la alimentación en la prevención de potenciales enfermedades crónicas. “La respuesta inmune implica una reacción inflamatoria y se ha demostrado que determinados nutrientes contribuyen positivamente a la regulación y control del proceso inflamatorio”, ha señalado. Además ha explicado que el estudio de los nutrientes que influyen positivamente en la salud abre un camino muy interesante para la investigación científica relacionada con la actividad sobre la modulación del sistema inmunológico. Para Díez, uno de los grandes retos es determinar cuáles son las dosis necesarias para realizar esta función.
Sergio Rodríguez, consultor en Punto de Fuga, un instituto de investigación que realiza estudios transversales que aportan una perspectiva más holística del consumidor, ha abordado el papel de la nutrición en las dinámicas familiares y ha señalado que entre las tendencias más recientes detectadas por el instituto de investigación destaca la búsqueda de productos preparados más naturales, el batch cooking o cocina para varios días y la elección de salir a comer fuera de casa por ocio. Estas tendencias se han visto acentuadas por una pandemia que ha provocado una vuelta a la búsqueda de necesidades básicas como la de seguridad. Se ha repensado la compra y no solo en el tipo de productos que se consumen sino también en los valores que se buscan. Ahora, lo ecológico, lo cercano y lo sostenible, aportan seguridad y son valores al alza por encima de la marca.
Durante su intervención, ha incidido en la importancia de ofrecer un beneficio contrastado, pues el consumidor cada vez es más sabio. En este sentido, ha destacado que este campo es muy proclive a las fake news, por eso la evidencia científica es clave: “necesitamos delimitar y expresar lo que está siendo demostrado. La industria alimentaria tiene que hacerse con esa evidencia científica e incorporarla con alta transparencia”.
Grandes desafíos de los alimentos funcionales
A continuación, se ha desarrollado una mesa redonda moderada por Inés Echeverría, directora de I+D+I de CNTA, acerca de los alimentos funcionales. Los protagonistas han debatido sobre los grandes desafíos que se presentan para su desarrollo y han expuesto cómo las tecnologías ómicas permiten acelerar el desarrollo de nuevos alimentos funcionales y mitigar el riesgo asociado a la investigación a desarrollar. El panel de expertos ha estado de acuerdo en que el futuro pasa por avanzar en la nutrición personalizada. Así lo ha explicado Francesc Puiggros, director científico del área Biotecnológica y coordinador de la red Tecnomifood. El experto ha abordado el papel de las tecnologías ómicas junto con herramientas de clusterización para identificar grupos similares en la respuesta a distintos alimentos. El objetivo es establecer las bases para una nutrición grupal dirigida más específica para el consumidor, pero también más eficaz sobre la salud.
Por su parte, Raquel Virto, responsable Técnico-Científica del área de I+D+I de CNTA, ha resumido la actividad de la plataforma Tecnomifood para evaluar la posible actividad inmune que tiene un alimento mediante la utilización de herramientas de cribado simple. “Si una empresa sospecha que tiene un ingrediente con propiedades saludables o que tiene una posible actividad inmune, quiere demostrarlo con pruebas que lo avalen. La única forma válida para hacerlo es a través de un estudio nutricional con personas pertenecientes a la población objetivo. Estos estudios son costosos en tiempo y en dinero, un riesgo elevado que puede reducirse haciendo el cribado de ingredientes”.
Virto ha explicado cómo la plataforma Tecnomifood testa ingredientes o alimentos utilizando las herramientas de cultivo celular y ‘C. elegans’, que permiten saber si un producto tiene o no tiene actividad inmune, o a partir de qué concentración, y sobre qué tejidos y células actúa. Así, podemos conocer de una forma más precisa qué tipo de respuesta inmune se va a producir: “de una forma muy rápida y con bajo coste, la empresa que opta por este cribado incrementaría las garantías de éxito ante un estudio de intervención nutricional y por lo tanto reduciría el riesgo y los costes”, ha asegurado.
Las aportaciones de Itziar Tueros, coordinadora de alimentación y salud del centro tecnológico AZTI, han ido en la misma línea que sus compañeros. Tueros ha explicado la técnica ómica lipidómica de membrana de eritrocito y su aplicación en inmunonutrición. Esta técnica permite medir niveles de diferentes tipos de omega 3 y omega 6 involucrados en la modulación del sistema inmunitario, un excelente reportador del estado nutricional y de salud de un individuo. Así se detecta si existe algún desequilibrio respecto a los valores óptimos, y finalmente se puede hacer una recomendación nutricional personalizada para poder reestablecer ese equilibrio.
Prebióticos y probióticos
El segundo bloque temático ha pivotado en torno a los prebióticos y probióticos. Gurutze Miner, técnica de Tecnologías de la Producción en CNTA, ha explicado cuál es el marco legislativo que regula este tipo de alimentos o suplementos. Miner ha incidido en el tipo de información que puede o no figurar en el etiquetado. Además, en su intervención ha hecho un repaso de las novedades publicadas por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) el 27 de octubre de 2020 en relación a este tema. La experta en legislación alimentaria destacaba la falta de armonización normativa en Europa.
Por su parte, Silvia García, responsable de Desarrollo de Negocio del área de I+D de CNTA, que ha comenzado su intervención aclarando los conceptos de prebiótico y probiótico. Así, en el primer caso nos referimos a ingredientes alimentarios, principalmente carbohidratos, que son capaces de modular la microbiota intestinal. Por su parte, los probióticos son microorganismos que cuando se ingieren deben estar vivos y ser resistentes al tracto gastrointestinal para que consigan alojarse en el intestino y ejercer su efecto saludable. García ha hecho un repaso de las principales características que definen a ambos y que condicionan la formulación de alimentos cuando queremos incorporarlos. Por ejemplo, en el caso de los prebióticos, estos son solubles, de sabor dulce y tienen un impacto relevante sobre la textura. Este último punto resulta beneficioso en productos para control de peso y seniors con problemas de disfagia. La ponente ha hecho hincapié en que los probióticos como microorganismos vivos son muy sensibles, se mueren fácilmente, por eso es interesante trabajar sobre su resistencia y, para ello, por ejemplo, está la encapsulación.
Es el caso de Nucaps, que tal y como ha explicado su CEO, Mariano Oto, actualmente trabaja con una innovadora tecnología para mejorar el suministro oral de los mismos y hacer que lleguen vivos al intestino. Mediante la encapsulación de probióticos en matrices proteicas, esta empresa logra mejorar la estabilidad en diferentes matrices alimentarias, permitiendo garantizar la vida útil del producto, su resistencia y, en definitiva, la eficacia de sus beneficios para la salud humana. Todo ello con una tecnología natural y segura gracias a la utilización de proteínas alimentarias como medio de conservación y transporte de los probióticos vivos hasta el medio intestinal.