El índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en mayo de 2023 en un promedio de 124,3 puntos, es decir, 3,4 puntos (un 2,6%) menos que en abril y unos 35,4 puntos (un 22,1%) por debajo del máximo histórico que alcanzó en marzo de 2022. El descenso de mayo obedeció a caídas significativas en los índices de precios de los aceites vegetales, los cereales y los productos lácteos, las cuales fueron contrarrestadas en parte por aumentos en los índices del azúcar y la carne.
En concreto, el índice de precios de los cereales registró en mayo un promedio de 129,7 puntos, esto es, 6,5 puntos (un 4,8%) menos que en abril y 43,9 puntos (un 25,3%) por debajo del valor récord que alcanzó hace un año. Los precios internacionales del trigo disminuyeron un 3,5% desde el mes anterior, mientras que los precios mundiales del maíz cayeron un 9,8% en mayo. En lo que respecta a otros cereales secundarios, los precios mundiales de la cebada y el sorgo también disminuyeron (un 9,5% y un 9,7%, respectivamente), influenciados por los descensos de los precios del trigo y del maíz. Por el contrario, los precios internacionales del arroz siguieron aumentando en mayo, debido al cumplimiento de acuerdos previos con compradores asiáticos y la reducción de la oferta en algunos países exportadores, como el Pakistán y Viet Nam.
Por su parte, el índice de precios de los aceites vegetales se situó en un promedio de 118,7 puntos en mayo, lo que supone una disminución intermensual de 11,3 puntos (un 8,7%), ubicándose un 48,2% por debajo de su nivel de hace un año. El continuo descenso del índice refleja la disminución de los precios mundiales de los aceites de palma, soja, colza y girasol.
Asimismo, el índice de precios de los productos lácteos registró en mayo un promedio de 118,7 puntos, esto es, 3,9 puntos (un 3,2%) menos que en abril y 25,5 puntos (un 17,7%) por debajo de su valor en mayo de 2022. El descenso de mayo obedeció a una pronunciada caída de los precios internacionales del queso, debida principalmente a las abundantes disponibilidades exportables, también procedentes de las existencias, en el contexto del pico estacional de la producción lechera en el hemisferio norte.
En cuanto al índice de precios de la carne, se situó en un promedio de 117,9 puntos en mayo, es decir, un alza de 1,1 puntos (un 1%) desde abril, o sea el cuarto aumento mensual consecutivo, pese a lo cual el índice aún se ubica 5,0 puntos (un 4,1%) por debajo del valor registrado en el mismo mes del año pasado. Los precios internacionales de la carne de aves de corral siguieron aumentando en mayo, impulsados por la persistencia de una demanda de importaciones elevada, especialmente de Asia, y por cierta preocupación acerca de posibles problemas de suministro a corto plazo a causa de los brotes generalizados de gripe aviar. Los precios mundiales de la carne de bovino aumentaron ligeramente, gracias a la mayor demanda mundial de suministros brasileños y a la persistente escasez de la oferta en los Estados Unidos de América, pese a que el nivel de sacrificio de ganado en Australia siguió siendo elevado. Los precios de la carne de cerdo subieron por cuarto mes consecutivo, aunque solo de forma marginal. Mientras tanto, los precios mundiales de la carne de ovino cayeron a raíz de la abundancia de disponibilidades exportables en Oceanía.
Por último, el índice de precios del azúcar registró un promedio de 157,6 puntos en mayo, es decir, 8,2 puntos (un 5,5%) más que en abril, lo que representa el cuarto aumento mensual consecutivo y hace que el índice se sitúe 37,3 puntos (un 30,9%) por encima de su valor de hace un año. La creciente preocupación por la posible influencia en las cosechas de 2023/24 de la evolución del fenómeno El Niño, junto con unas disponibilidades a escala mundial inferiores a lo previsto anteriormente para la campaña 2022/23, provocó el aumento de los precios internacionales del azúcar en mayo. Las demoras en los envíos en un contexto de fuerte competencia de la soja y el maíz en el Brasil también respaldaron el aumento de los precios mundiales del azúcar. Sin embargo, las perspectivas positivas para los cultivos de caña de azúcar de 2023 en el Brasil, junto con la mejora de las condiciones atmosféricas, que favoreció el avance de la cosecha, impidieron una mayor subida mensual.