Si ha habido un sector que ha salido reforzado de la primera ola de la pandemia del Covid-19 ha sido el de alimentación, que llegó a duplicar sus ventas durante el confinamiento. Asimismo, a finales de agosto, el nivel de gasto semanal era aún un 40% superior al registrado en el mismo periodo de 2019.
Así lo revela el documento “Impacto de la Covid-19 en España a partir de datos agregados de movilidad, demanda eléctrica y gasto con tarjeta”, que presenta la evolución temporal detallada de la demanda, la oferta y la movilidad en España entre marzo y agosto de 2020, elaborado por BBVA, Telefónica e Iberdrola.
En concreto, el trabajo señala que en el inicio del mes de marzo, unos días antes de la declaración del estado de alarma, se comienzan a apreciar los efectos de la pandemia en el consumo. “En efecto, durante la segunda semana de marzo, se produjo un aumento del gasto con tarjeta cercano al 20% interanual, impulsado por las compras de alimentación, que se duplicaron con respecto al mismo periodo de 2019 para hacer acopio de provisiones ante el repunte de la incertidumbre. De forma opuesta se comportó el indicador de movilidad entre provincias, que inició su descenso en los cuatro días previos a la entrada en vigor del estado de alarma”, señala.
El documento también explica cómo la crisis sanitaria ha impactado de manera desigual en los diferentes sectores de consumo, según revelan los indicadores de gasto con tarjeta y actividad en TPV. Las categorías de gasto se han visto afectadas según los parámetros del contexto temporal, como son el cierre comercial (y posterior apertura), las restricciones a la movilidad y el cambio en las dinámicas de consumo poblacionales propiciadas por la situación.
En general, todos los sectores de consumo registraron fuertes descensos a consecuencia del confinamiento y el cierre comercial y el patrón de recuperación ha variado sustancialmente entre categorías. Con todo, podemos distinguir dos grandes grupos: los que a finales de agosto habían recuperado los niveles de gasto similares a los de 2019 y aquellos que no lo habían hecho.
Como ya se ha comentado, alimentación ha sido uno de los sectores que ha salido reforzado de la primera ola de la pandemia. Por su parte, en las categorías de consumo en bienes no esenciales, como moda, bares y restaurantes, automoción, cuidado y belleza, deportes y juguetes, y ocio y entretenimiento, encontramos un patrón muy similar. Con la irrupción de la Covid-19, experimentaron un descenso cercano al 100% durante las fases de confinamiento e inicio de la desescalada. La apertura comercial por fases supuso una rápida recuperación de las cifras gasto, que situó a muchas de estas partidas de consumo en tasas de crecimiento positivas durante la etapa de nueva normalidad.
El gasto en transporte llegó a registrar un descenso del 80% interanual en las semanas más estrictas del confinamiento durante la primera quincena de abril. Su recuperación ha sido progresiva y lineal en la etapa de desescalada, si bien el levantamiento de las restricciones a la movilidad interprovincial a partir del 21 de junio supuso un fuerte empuje, que emplazó el gasto en el sector tan solo un 10% por debajo del año previo. Desde el comienzo de la nueva normalidad, la tendencia es estable.
La caída del consumo en salud, tecnología e hipermercados y grandes superficies fue más moderada (entre un -30% y -70%), bien porque se trata de actividades esenciales no afectadas por el cierre de establecimientos que comercializan artículos de primera necesidad, como el sanitario o el de hipermercados, bien por el cambio en los hábitos de compra provocado por el confinamiento, que impulsó la demanda de equipamiento TIC. Con el inicio de la desescalada por fases, las cifras de gasto se recuperaron con rapidez, situándose a finales de agosto en niveles entre un 30% y un 40% superiores a los del año anterior, aunque con un patrón estable de crecimiento.
Las compras de equipamiento del hogar, que registraron descensos cercanos al -80% durante la fase de confinamiento, repuntaron con intensidad en el comienzo de la desescalada hasta alcanzar tasas de crecimiento del 80% interanual. A finales de agosto, el gasto era un 40% mayor que en el año previo. La explicación podría encontrarse en el consumo diferido de dichos bienes y en las nuevas necesidades detectadas por los consumidores tras el periodo de confinamiento.
Alojamiento y viajes han sido las categorías más impactadas por las restricciones a la movilidad interprovincial e internacional, llegando a retroceder cerca del 100% en el periodo de confinamiento y el inicio de la desescalada. El gasto en alojamiento se ha recuperado parcialmente (-20% a finales de agosto) durante la fase de nueva normalidad, en la que se autorizó la movilidad interprovincial y, por ende, el turismo nacional. Por el contrario, el gasto en viajes apenas ha repuntado y al cierre de agosto todavía se encontraba un 80% por debajo de las cifras del mismo periodo de 2019. Sin duda, este sector es el que presenta un perfil de impacto más desfavorable entre todas las categorías analizadas.