La paralización de la actividad y el confinamiento han provocado un ajuste del consumo de los hogares mucho más rápido que en crisis anteriores. De hecho, la media de retroceso de todo el año 2020 podría situarse en el 11,8%, según las estimaciones realizadas por el Ivie en un nuevo documento “Covid-19: IvieExpress”.
En concreto, el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas señala que durante el primer trimestre del año ya se ha registrado una caída del 7,2%, con respecto al trimestre anterior, según datos del INE y el segundo trimestre registrará la mayor caída, con una reducción del 31,5%, mientras que para el tercer y el cuarto trimestre el informe prevé retrocesos del 6,5% y el 3,5%, respectivamente.
A este respecto, la entidad señala que el gasto en consumo de los hogares representa más del 55% del PIB en España, lo que muestra su peso sobre la economía nacional y explica que “el ajuste realizado durante la crisis por el Covid-19 es diferente al sufrido durante la recesión de 2008 a 2013. En primer lugar, por la velocidad de la contracción. En un solo año, se prevé una caída del consumo del 11,8%, mientras que en los cinco años de la crisis anterior se acumuló un descenso del 16,6%”.
Asimismo, señala que, en general, todas las crisis tienen efectos más intensos en la reducción del gasto en los bienes y servicios duraderos y los relacionados con el ocio. Pero, en esta ocasión, la limitación para realizar algunas actividades como hostelería y restauración, ocio, cine y deportes grupales o viajes “ha tenido efectos especialmente negativos”.
Así, durante el primer trimestre del año, solo con dos semanas de confinamiento, el comercio, transporte y hostelería se ha contraído un 10,9%, mientras que las actividades artísticas, recreativas y otros servicios han perdido un 11,2% de su valor. Se trata de sectores que, “aunque podrán ir activándose conforme avancen las fases de la desescalada, podrían enfrentarse a limitaciones hasta que se disponga de tratamientos eficaces o vacunas para combatir la pandemia”. Por ello, los autores del nuevo documento, Laura Hernández y Francisco Pérez, recuerdan la necesidad de prolongar las medidas de protección a trabajadores y empresas de estos sectores.
Otro aspecto singular de esta crisis sobre el consumo es que los servicios de comunicación, información y entretenimiento consumidos en el hogar han registrado valores récord. Sin embargo, como se trata de servicios adquiridos en la mayoría de los casos mediante tarifas planas, ese incremento del consumo no se ha reflejado en un mayor gasto (excepto si aumentan las suscripciones a los servicios). Sí ha habido un aumento en la compra de equipamientos digitales porque la necesidad de los mismos en los hogares se ha intensificado (teletrabajo, educación, entretenimiento, comunicación), explica el trabajo.
Además, se ha producido un cambio en el uso de medios de pago, intensificándose los electrónicos, tanto para reducir los riesgos de contagio como por ser el único medio utilizable en el comercio a través de internet. De hecho, el gasto de los hogares con tarjeta ha crecido un 60% en alimentación, mientras que en bienes y servicios no esenciales (hostelería, ocio, viajes, vestido, calzado, etc.) se ha reducido más de un 90%.
“Aunque la actual crisis muestre particularidades que la diferencian de otras anteriores, coincide con ellas en que los ajustes en el consumo dependerán de las circunstancias de cada familia. En la crisis de 2008, mientras que la reducción acumulada del gasto por hogar entre 2007 y 2013 fue del 14,4%, las reducciones del consumo en los hogares cuyo sustentador principal era un asalariado fue similar (-14,8%), pero en los hogares encabezados por autónomos alcanzó el -18,6%, en los encabezados por parados llegó al -23,9%; y en cambio, en los de jubilados o prejubilados, mejor protegidos frente a la crisis, el gasto aumentó un 4,2%”, añade el trabajo.