El comercio mundial de mercancías mantiene la contracción en el cuarto trimestre de 2019, según el último Barómetro sobre el Comercio de Mercancías de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En concreto, la lectura del indicador arroja un 96,6, una ligera mejora en comparación con la medición de 95,7 registrada en agosto, pero se mantiene muy por debajo del valor de referencia del índice (100), lo que es señal de un crecimiento por debajo de la media.
El Barómetro del comercio de mercancías proporciona información «en tiempo real» sobre la trayectoria de los volúmenes del comercio mundial de mercancías en relación con las tendencias recientes. Algunos componentes del barómetro se han estabilizado desde la última lectura en agosto, mientras que otros permanecen en una trayectoria descendente, lo que refleja el aumento de las tensiones comerciales y el aumento de los aranceles en sectores clave, destaca la OMC.
En concreto, los índices de pedidos de exportación (97,5), productos automotrices (99,8) y envío de contenedores (100,8) se han consolidado en territorio de tendencia. Sin embargo, los índices de carga aérea internacional (93), componentes electrónicos (88,2) y materias primas (91,4) se han deteriorado aún más por debajo de la tendencia. El comercio de componentes electrónicos fue el más débil de todos, posiblemente reflejando los recientes aumentos de tarifas que afectan al sector.
Los datos oficiales confirman la pérdida de impulso en el comercio de bienes previsto por el Barómetro de Comercio de Bienes a principios de este año. Según las últimas estadísticas trimestrales del volumen de comercio de la OMC, el comercio de mercancías aumentó solo un 0,2% interanual en el segundo trimestre de 2019, en comparación con el 3,5% en el mismo trimestre del año pasado.
En septiembre, los economistas de la OMC redujeron sus expectativas de crecimiento comercial para 2019 a un 1,2%, por debajo del pronóstico de 2,6% de abril. Atribuyeron esta desaceleración sustancial a la desaceleración del crecimiento económico, el aumento de los aranceles, la incertidumbre relacionada con el Brexit y la cambiante postura de la política monetaria en las economías desarrolladas.