La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima un probable descenso del 1,2% del comercio mundial de cereales en la campaña comercial de 2021/22 (julio/junio) en comparación con el año anterior.
El descenso está asociado al maíz y a otros cereales secundarios, mientras que se pronostica que los volúmenes de comercio de arroz se incrementarán en un 3,8% y los de trigo, en un 1%, impulsados por unas exportaciones de la Federación de Rusia a Egipto, la República Islámica de Irán y Turquía superiores a lo previsto.
Con casi todos los cultivos del ciclo 2020/21 cosechados, la FAO cifra la producción mundial de cereales en 2.799 millones de toneladas, lo que supone un aumento del 0,8% respecto de la producción de 2019/20. Asimismo, según los pronósticos, la utilización mundial de cereales en el período 2021/22 aumentará en un 0,9% respecto del año anterior, pasando a ser de 2 785 millones de toneladas.
La nueva estimación sobre las reservas mundiales de cereales al cierre de las campañas de 2022 se sitúa ahora en 856 millones de toneladas, es decir, un 2,8% por encima de sus niveles de apertura, como consecuencia de una acumulación de existencias en parte a causa de la suspensión de las exportaciones de Ucrania. De confirmarse, la relación entre las reservas mundiales de cereales y su utilización terminaría el período sin variaciones en “un nivel relativamente desahogado de la oferta” del 29,9%, según la FAO.
La organización sigue pronosticando que la producción mundial de trigo registrará un crecimiento en 2022 y alcanzará los 782 millones de toneladas. En ese pronóstico se incluye una reducción prevista del 20 % de la superficie cosechada en Ucrania, así como un descenso de la producción a causa de la sequía en Marruecos.
En lo que respecta a los cereales secundarios, Brasil va camino de recoger una cosecha récord de maíz de 116 millones de toneladas en 2022, mientras que es probable que las condiciones atmosféricas afecten la producción de maíz en la Argentina y en Sudáfrica. Las primeras encuestas sobre la siembra indican que es probable que la superficie sembrada de maíz en los Estados Unidos de América disminuya en un 4% ante la preocupación por los elevados costos de los fertilizantes y otros insumos.