El sector de la alimentación sigue enfrentando retos significativos en un contexto de alta competencia, inflación y cambios en el comportamiento del consumidor. Según el informe de Accuracy, el análisis de las principales empresas cotizadas en Europa y Estados Unidos revela una caída en la capitalización bursátil de los fabricantes de alimentos del -12,5% en el período comprendido entre 2019 y 2024, mientras que los distribuidores han experimentado un crecimiento del 7,1%.
Las marcas blancas continúan ganando cuota de mercado, lo que intensifica la competencia para los fabricantes. A esto se suma la incertidumbre sobre la capacidad de las empresas para trasladar el aumento de costes de producción a los precios finales, afectando los márgenes de rentabilidad. Además, el sector ha tenido un rendimiento inferior a los principales índices bursátiles, debido a la preferencia de los inversores por sectores con mayor crecimiento, como el tecnológico.
Desde 2022, las ventas nominales agregadas de los fabricantes y distribuidores han aumentado en línea con la inflación. Sin embargo, en términos reales, el consumo se ha mantenido estable. A pesar de la presión en los costes y las disrupciones en la cadena de suministro, las empresas han logrado trasladar el aumento de precios al consumidor, aunque los márgenes se han visto ligeramente afectados en los años de mayor inflación (2022-2023).
El margen EBITDA medio de los fabricantes de alimentos osciló entre 18,7% y 21,8%, mientras que el de los distribuidores se mantuvo en un rango de 6,6% a 7,3%.
Divergencias entre fabricantes y distribuidores
El análisis de empresas clave refleja una diferencia en su desempeño. Entre los fabricantes, Nestlé, Unilever y Mondelez han registrado una caída en su capitalización bursátil, impulsada por el debilitamiento de la demanda y el aumento de costes operativos. En contraste, los distribuidores han mostrado una evolución positiva gracias a la estabilización de la inflación y la optimización de sus cadenas de suministro. Tesco, por ejemplo, ha incrementado el valor de sus acciones en un 33% en el último año, mientras que empresas como Carrefour y Jerónimo Martins han enfrentado retrocesos en su cotización.
El sector de la alimentación sigue siendo una industria clave, pero enfrenta desafíos estructurales. La capacidad de adaptación a un consumidor más exigente, la presión por la sostenibilidad y la necesidad de digitalización serán determinantes en la evolución de las empresas en los próximos años. Los fabricantes deberán seguir innovando en productos y formatos para competir con las marcas blancas, mientras que los distribuidores buscarán estrategias para optimizar sus costes y fidelizar a los clientes en un mercado cada vez más competitivo.