La organización de consumidores OCU pide una normativa que limite la publicidad de alimentos no saludables dirigida a los niños. Actualmente, la publicidad infantil no cuenta con una normativa legislativa, sino que está sujeta a códigos de autorregulación creados por la propia industria, sin obligaciones ni castigos.
Los niños reciben infinidad de mensajes de alimentación poco saludable, la mayoría de ellos procedentes de una publicidad protagonizada por sus dibujos preferidos, vinculada a premios o regalos o con colores y canciones llamativas dirigidas a llamar su atención. Pero los niños no tienen el juicio necesario para saber lo que les conviene, solo lo que les gusta. Es un público especialmente vulnerable y sin un criterio formado para responder racionalmente a determinados estímulos. Por eso, OCU cree que “la publicidad infantil debería regirse por unas regulaciones estrictas y obligatorias, algo que, actualmente y pese a las recomendaciones de instituciones como la OMS, no existe en España”.
En los últimos años se han realizado varios intentos de regulación de la publicidad infantil para prevenir la obesidad de los niños. El más conocido es el modelo PAOS, un sistema de autorregulación que afecta a la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a niños menores de 12 años y de 15 si la publicidad viene de internet, pero que OCU considera un fracaso ya que no tiene en cuenta la calidad nutricional del producto publicitado ni la frecuencia de emisión de la misma.
La Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado un modelo basado en 17 categorías diferentes de alimentos que determina cuáles pueden anunciarse o no según su composición nutricional, con el fin de que los países europeos lo adapten y utilicen con el propósito de reducir el marketing dirigido a los niños.
Según un estudio elaborado por OCU, el 77% de la publicidad que se emite en España está relacionada con alimentos poco saludables. El 46% de los anuncios emitidos estarían prohibidos si se siguiese el modelo de la OMS, por pertenecer a la categoría de alimentos muy calóricos, como el chocolate, las galletas, la bollería o los zumos de frutas
Por ello, la OCU pide un cambio de normativa que limite la enorme presión publicitaria de los alimentos poco saludables, con el fin de que estos lleguen visualmente al público infantil. A su vez, la Organización de Consumidores insta a los fabricantes a que sigan reduciendo los contenidos de grasas, azúcares y sal de algunos alimentos para que sean más saludables.