El consumidor actual poco tiene que ver con el de hace unos años, debido a factores como la crisis o la aparición de las redes sociales, tal y como se expuso en el Debate Miradas Cruzadas “Las Mujeres al frente de la Gran Distribución”.
Se dieron cita en este evento ponentes como Ana María Llopis, presidenta de DIA; Valérie Vendeville, presidenta del accionariado del Grupo Auchan (Alcampo); y Mar Gallardo, socia y miembro del Comité de Dirección de PwC.
Así, en el debate se expuso que los hábitos de consumo han cambiado mucho y de forma muy radical en los últimos años, marcados en gran parte por la crisis económica. La disminución de la renta, el aumento del desempleo o la proliferación de unidades familiares unipersonales o de parejas sin hijos han afectado directamente al consumo. “Nos encontramos ahora ante un consumidor mucho más racional y que dedica mucho más tiempo a pensar qué productos son los que debe incluir en la cesta de la compra. Se trata de un consumo inteligente”, afirmó Gallardo. Este cliente, mucho más cambiante en función del momento, lugar o productos a los que se enfrenta, tiene ya asumidos conceptos como los descuentos, las marcas del distribuidor o los servicios low cost.
Asimismo, los consumidores actuales valoran cada vez más los productos saludables, ecológicos y sostenibles, así como los alimentos funcionales, que contienen elementos que son beneficiosos para la salud o que ayudan a combatir determinadas patologías. En este sentido, Vendeville destacó que para los franceses comer sigue siendo un placer, pero a la vez quieren cuidarse, mantenerse en forma y disfrutar de un físico saludable. “Es la paradoja francesa, un nuevo reto que se nos presenta por delante. Las empresas debemos saber combinar esos dos aspectos: bienestar y comer bien”, determinó. Todo ello ofreciendo un precio con elevados índices de calidad.
Por su parte, Llopis afirmó que también le gusta comer bien y que cada vez está más concienciado con la defensa del medio ambiente. Aquí juegan un papel fundamental los embalajes ecológicos, ya que el consumidor cada vez es más consciente de disminuir los desperdicios derivados de las compras. Por otra parte, se fija más en acciones de RSC y da una mayor importancia a los productos frescos.
En definitiva, las empresas de alimentación están dando respuesta ya a este creciente interés por todo lo saludable. “Cada persona se preocupa por sí misma y, de manera más amplia, por su familia. Sentimos cómo hay una especie de vuelta a su propio entorno con una búsqueda de la salud que para nosotros es una preocupación muy fuerte”, expuso Vendeville.
Otro de los fenómenos que ha revolucionado el sector de la gran distribución es el “tornado digital”. Aunque en el ámbito de la alimentación, el e-commerce aún no está muy presente, las empresas se están esforzando al máximo para satisfacer la demanda de este tipo de consumidor a través de la omnicanalidad que permita la compra y atención al cliente a través de cualquier canal y con la misma eficacia.
Además, hay que tener en cuenta la irrupción de las redes sociales, que se han convertido en la mayor fuente de datos que existe y que permiten conocer al detalle los gustos e intereses de los ciudadanos. Este exceso de información, que debe ser filtrada, no solo permite hacer campañas personalizadas y ofrecer productos específicos, sino que obliga a hacerlo por exigencia propia del comprador a quien hay que escuchar atentamente. “Las recomendaciones sociales tanto de amigos como de conocidos tienen más impacto en la decisión de compra que la crítica positiva de un experto o la publicidad de marca, y hay que tenerlo en cuenta para el posicionamiento ante los clientes”, indicó Gallardo.