Schär ha renovado su identidad de marca mundial en consonancia con un nuevo posicionamiento, con el que aspira a “conectar con los consumidores de una forma más contemporánea y emocional”.
El rediseño de la marca está centrado en la renovación de su identidad visual de una forma más emocional y contemporánea para atraer a la próxima generación de consumidores, sin que repercuta en la fidelidad de sus clientes habituales.
Para conservar el icónico aspecto de Schär y su fuerte presencia en las estanterías, el nuevo diseño se centra en el uso del tono amarillo inherente a la marca, que es fácilmente reconocible; así como del logotipo rojo, también asociado a Schär, y que ahora es más prominente y constituye una parte esencial del packaging. Además, se han introducido nuevas variantes de color para permitir a los consumidores distinguir mejor cada una de sus categorías de productos.
Los colores marrón, verde y azul también se utilizan de forma paralela al icónico amarillo de Schär, para diferenciar la variedad de tipos de pan que la marca incluye en su oferta: multigrano, vital y clásicos. Asimismo, se prevé que en los próximos meses se introduzcan nuevos cambios en otras gamas de productos, incluyendo nuevos desarrollos de productos, como parte de una estrategia de despliegue.
La nueva identidad visual ya ha sido lanzada en todo el ecosistema digital de la marca y, a partir de agosto, ha comenzado a abrirse camino en las despensas de los consumidores de todo el mundo. El nuevo envase también cuenta con un código QR, que los consumidores pueden escanear para conocer la historia de Schär, su gama de productos o incluso dar su opinión al equipo de atención al cliente.
Schär también ha plasmado en su nuevo packaging su compromiso con la sostenibilidad y con nuestro planeta: el rediseño del embalaje también incluye información adicional sobre la eliminación de residuos para animar a los clientes a reciclar de forma adecuada. Actualmente, el 35% de los embalajes de Schär pueden ser reciclados. Sin embargo, la firma pretende alcanzar el 100% de reciclabilidad en sus productos, como parte de su compromiso sostenible, que consiste reducir al máximo su impacto medioambiental.