La etiqueta de un alimento revela todo sobre él: de dónde procede, sus ingredientes y aditivos, si tiene demasiada sal, grasas y azúcares, o cuánto tiempo puede conservarse. Sin embargo, la mitad de los consumidores no leen con atención la información básica al comprar un alimento envasado por primera vez, advierte una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a casi un millar de personas.
Hay distintos motivos para no leerla atentamente: porque requiere demasiado tiempo, porque no se tiene el hábito de hacerlo, porque resulta difícil de entender, porque cuesta encontrar la información que se busca, etc. Pero hay un motivo que destaca sobre el resto: una letra demasiado pequeña, tal y como apunta el 52% de los consumidores que reconocen que no suelen prestar atención; una dificultad que afecta al 70% de los mayores de 60 años.
OCU considera que facilitar la lectura del etiquetado redunda en una compra más reflexiva y permite a los consumidores priorizar aquellos alimentos más saludables. Por ello vuelve a insistir a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) para que, en colaboración con las autoridades europeas, se reforme la actual normativa de modo que se aumente el tamaño de la letra en el etiquetado, de los actuales 1,2 milímetros a los tres milímetros, tal y como viene solicitando desde hace más de 14 años junto con el resto de las asociaciones europeas de consumidores.
Del mismo modo, solicita destacar en el frontal del envase, al menos la denominación real del alimento (por ejemplo, cereales de maíz y trigo tostados con miel) junto a la información de Nutriscore, sin que tengan que competir en espacio con mensajes publicitarios. Lamentablemente, un estudio de OCU revela que los fabricantes limitan la presencia de la información obligatoria, como la fecha de caducidad, la lista de ingredientes o el aporte nutricional al 30% del envase, trasladándola además a la parte trasera o a los laterales. El 70% restante corresponde a información publicitaria y al marketing del producto.
OCU también propone que, si se destaca un ingrediente en el frontal, se incluya a su lado el porcentaje real del producto. Si un alimento se anuncia “con aceite de oliva”, debería añadirse su porcentaje en la misma frase y con el mismo tamaño de letra. Del mismo modo, los productos aromatizados deben llevar la palabra “sabor a” en el frontal y en el mismo tamaño. Por último, la nueva norma debería aclarar lo que se entiende por “natural”, “casero” o “artesanal” cuando se incluyan estos términos en el etiquetado.