La categoría de alimentos frescos es en la que más se fijan los consumidores a la hora de hacer una compra sostenible, buscando productos a granel y de proximidad. Le siguen los alimentos envasados y las bebidas, los artículos de cuidado personal y los de droguería y limpieza.
Así lo revela el informe “Sostenibilidad: qué es y cómo afecta a los hábitos de compra del shopper”, publicado por Aecoc Shopperview, que revela que hay tres elementos comunes entre los consumidores para considerar sostenible cualquier producto: la reducción del plástico, la utilización de envases reciclables o reutilizables y los ingredientes utilizados en su elaboración.
Y es que, ocho de cada 10 ciudadanos considera muy importante la sostenibilidad como eje de sus decisiones de consumo, pero al 59% le resulta difícil llevar un estilo de vida sostenible, según el estudio, que apunta al crecimiento de la información en cuestiones medioambientales como uno de los retos del futuro inmediato para el gran consumo.
“Estamos ante un consumidor más consciente y responsable, pero con una gran falta de conocimiento en términos de cómo debe actuar para ser más sostenible, por lo que las marcas tienen una gran oportunidad de hacer pedagogía con sus productos y servicios y, así, posicionarse como referentes en sostenibilidad”, analiza la responsable del área de estrategia comercial y marketing de Aecoc, Rosario Pedrosa.
De hecho, el estudio destaca que, a pesar de que el consumidor se muestra predispuesto a participar en un sistema de producción y consumo circular, la mayoría se considera “perdido” en qué pasos debe seguir y limita su acción medioambiental a los tres parámetros básicos: reducir, reutilizar y reciclar.
En este sentido, casi la mitad de los consumidores apunta a la falta de información que ofrecen los establecimientos como uno de los grandes obstáculos para seguir un estilo de vida sostenible, mientras que cuatro de cada 10 considera que el precio de los productos sostenibles es demasiado elevado y la misma proporción de ciudadanos cree que resulta difícil encontrar tiendas en las que hacer una compra medioambientalmente responsable.
Sobre las fuentes de información disponibles, siete de cada 10 encuestados confía en los sellos como garantía de la integridad del producto y del fabricante y, de hecho, están dispuestos a pagar algo más por artículos con acreditaciones sostenibles. Sin embargo, el resto de consumidores no confía en estos distintivos y da más crédito a las recomendaciones del personal de sus tiendas de referencia.