Grupo Leche Celta reafirma su compromiso con la promoción de hábitos de vida saludables y una alimentación equilibrada desde la infancia hasta la edad adulta, a través del consumo de leche y productos lácteos.
Conscientes de la importancia de una dieta saludable para prevenir enfermedades relacionadas con la alimentación, la compañía dedica una parte significativa de sus recursos a la investigación y desarrollo de alimentos equilibrados y nutritivos. Para Grupo Leche Celta, la nutrición es el foco principal de su gestión responsable en toda la cadena de valor, comprometiéndose a ofrecer productos de calidad, saludables y seguros para sus consumidores.
La compañía impulsa diversas iniciativas para educar a los consumidores sobre los beneficios nutricionales de la leche y promover su consumo como parte integral de un estilo de vida saludable. Entre estas iniciativas destaca la reciente incorporación de la nutricionista “Milkfulness”, Diana Pina, quien ofrece asesoramiento experto a los consumidores sobre los beneficios de la leche y cómo incorporarla de manera efectiva en una dieta equilibrada.
Además, Grupo Leche Celta colabora con distintos eventos y clubs deportivos en su entorno más cercano, como el Eume Deportivo, Club Náutico Firrete de Pontedeume u O Parrulo Fútbol sala de Ferrol, promoviendo la actividad deportiva, no solo por los valores que transmite a los más jóvenes, sino por su impacto positivo en la salud física y mental de las personas. Porque el deporte, junto con una buena alimentación, es fundamental para gozar de una vida sana.
La leche, un superalimento para el desarrollo
En el marco del Día Mundial de la Leche, que se celebra el 1 de junio, y coincidiendo con el Día Nacional de la Nutrición el 28 de mayo, la nutricionista Diana Pina destaca la importancia de la leche como una fuente invaluable de nutrientes esenciales. Consumirla regularmente fortalece el sistema inmunológico y promueve un envejecimiento saludable, siendo crucial para todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez.
La leche de vaca es una fuente completa de proteínas, como la caseína y las proteínas del suero de leche, proporcionando entre 3 y 3,50 gramos de proteína por cada 100 ml. Un vaso de leche (250 ml) aporta aproximadamente 6,5 gramos de proteína, cubriendo entre un 13% y un 15% de las necesidades diarias recomendadas de proteínas. Además, la leche de vaca contiene vitaminas como la A, esencial para el sistema inmunológico y el desarrollo, la B12, importante para la salud neuronal y sanguínea, y la riboflavina (B2), esencial para el crecimiento celular y la conversión de los alimentos consumidos por una persona en la energía que necesita para su día a día. Estas vitaminas, junto con los minerales como el calcio, fósforo, potasio y magnesio, hacen de la leche un alimento completo y beneficioso para la salud en general.
En cuanto a los mitos comunes sobre el consumo de leche, Pina desmiente conceptos erróneos y bulos, como su supuesta relación con el aumento del colesterol o el aumento de peso. De hecho, considerando que más del 55,8% de la población adulta en España presenta exceso de peso y un 18,7% sufre de obesidad, según datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el consumo de leche dentro de una dieta equilibrada podría contribuir a abordar esta problemática. La leche es una opción nutritiva y saciante que puede ayudar a controlar el peso y mantener una alimentación saludable en el contexto de un estilo de vida activa y equilibrada.
También se afirma que el consumo de leche aumenta la producción de mocos y flemas, así como la incidencia de bronquitis, sin embargo, no hay evidencia científica que respalde esta información. Las secreciones mucosas son necesarias para el funcionamiento adecuado del cuerpo, y la leche no está relacionada con su producción ni con la bronquitis. Por último, se argumenta que los humanos no deberían consumir leche de vaca después de la etapa lactante, pero esto carece de fundamento científico sólido. La capacidad de digerir la lactosa presente en la leche y otros productos lácteos es resultado de un proceso evolutivo que comenzó hace más de 10,000 años.