Las normas de comercialización de la UE para productos agroalimentarios han sido eficaces para establecer una calidad normalizada y satisfactoria, al tiempo que han sido útiles para las partes interesadas, tal y como ha quedado demostrado en la “Evaluación de los estándares de marketing” publicada este martes por la Comisión Europea.
Las normas de comercialización de la UE tienen como objetivo establecer una calidad normalizada y satisfactoria para los productos agroalimentarios disponibles en el mercado de la UE. Para ello, establecieron definiciones técnicas, clasificación, presentación, marcado y etiquetado, envasado, método de producción, conservación, almacenamiento, transporte, documentos administrativos relacionados, certificación y plazos, restricción de uso y disposición. Estas normas suelen ser específicas de un sector, para una amplia gama de sectores, que incluyen frutas y verduras, aves de corral, huevos, productos lácteos, aceite de oliva, carne, vino y lúpulo.
El informe tenía como objetivo determinar si las normas de comercialización de la UE actualmente en vigor están cumpliendo sus objetivos y si son útiles y suficientes para las partes interesadas, como productores, procesadores, comerciantes, minoristas, consumidores y administraciones de los Estados miembros.
La evaluación concluyó que las normas de comercialización de la UE en general han sido eficaces para lograr sus objetivos, sin que se hayan observado efectos no intencionados o inesperados significativos. Además, aunque ni los costes ni los beneficios son totalmente cuantificables, la mayoría de las partes interesadas consultadas consideró que los costes de aplicación de las normas de comercialización de la UE son justificables y proporcionales a los beneficios obtenidos.
Si bien se consideró que las normas de comercialización de la UE eran pertinentes para las necesidades identificadas por las partes interesadas, la evaluación destacó que hay cierto margen de mejora en términos de abordar nuevas necesidades. Esto incluye, por ejemplo, la inclusión de la evolución de la tecnología, las estrategias de marketing y las preferencias de los consumidores.
Por último, la evaluación concluyó que las normas de comercialización de la UE eran coherentes con los demás aspectos de la política agrícola común, así como con otras normas pertinentes de la UE. También aportan un valor añadido significativo además de las normas internacionales y privadas, gracias a su carácter obligatorio y al estar adaptadas al contexto de la UE.