La practicidad y lo convenience es el motivo de consumo que más ha crecido en los últimos año y es algo a lo que el consumidor no está dispuesto a renunciar. Así lo confirma el informe “Bienestar integral” de Kantar Worldpanel, que revela que si bien los españoles han aumentado su preocupación por la salud, a la hora de alimentarse existen contradicciones.
En concertó, el trabajo revela que dos de cada tres españoles reconocen que deberían cuidar más su salud. Pero, además, a mayor juventud más preocupación: un 69,5% de menores de 35 años confirma esa inquietud frente al 59,5% de mayores de 65. No obstante, el punto de partida es bueno en su opinión, pues tres de cada cuatro consideran que su salud física y mental es buena o muy buena.
De hecho, el informe identifica tres tipos de hogares en función de sus hábitos saludables y el más frecuente precisamente es el “Activo”, que supone el 48%, frente al “Moderado” (33%) y al “Pasivo” (19%). Esto implica que los españoles somos conscientes de que llevar un estilo de vida saludable es complejo y requiere de muchas acciones para conseguirlo, más allá de lo que comemos.
Por ejemplo, los hábitos ligados a la socialización, pues entre un 67 y un 57% de españoles (por encima de la media global) considera que el consumo de tabaco y alcohol son de las acciones que tienen un impacto más negativo para la salud. Ambos están en claro retroceso en nuestro país, de modo que en cinco años se ha reducido en 423.000 los hogares que compran alcohol a lo largo del año, más acentuado aún si cabe entre los jóvenes y las bebidas de alta graduación, donde la caída se llega a multiplicar por tres. Y también el cuidado personal; como por ejemplo las personas que prefieren protegerse del sol en vez de broncearse, tendencia que actualmente sigue el 78,1%, versus el 69,7% de 2019.
En cuanto a la alimentación, si algo tiene una vinculación directa con la salud es “lo que comemos”, aunque no es algo nuevo, sino que podemos retrotraernos a los años 80 y 90 con el auge de los productos light. Durante todo este tiempo la industria ha ido adaptando su oferta en función de las demandas del consumidor.
En la actualidad lo que demanda el consumidor son alimentos que ofrezcan un beneficio intrínseco y aporte nutrientes positivos a su dieta. Estos productos se benefician de entrar en momentos más recurrentes como desayunos, comidas y cenas entre semana, lo que les ofrece un potencial de crecimiento más elevado. Sin embargo, hay otros productos que, al no encajar en este nuevo marco de salud, están viendo como su consumo se desplaza paulatinamente a momentos menos recurrentes (snacking entre horas), donde la salud pierde relevancia en favor del placer.
Sin embargo, los consumidores muestran algunas contradicciones si observamos el comportamiento real de compra, puesto que un 85% cree que lo procesado es dañino y, en cambio, el producto fresco, que encarna a priori lo que las personas desean (natural y no procesado), ha decrecido su consumo por habitante cerca de un 20% respecto a 2014.
Según Eduardo Viera, Strategic Business director de Kantar Worldpanel, “la mayor conciencia y responsabilidad del consumidor español está llevando a movimientos más allá de la alimentación. La socialización se da cada vez menos alrededor del alcohol y pensamos más en el autocuidado que la proyección de belleza”.