Uno de los objetivos estratégicos en recursos sostenibles y gestión de residuos es lograr la reducción de los más de 1.300 millones de toneladas de alimentos que se desperdician cada año en España. El sector de la distribución es responsable del 5% de esta pérdida, y éste es el eje de acción del proyecto “La alimentación no tiene desperdicio”, que la Asociación de Fabricantes y Distribuidores, Aecoc, coordina desde 2012.
Según el informe “Gestión del desperdicio alimentario en la gran distribución”, elaborado por Aecoc y Checkpoint’, el 67% de las empresas de la gran distribución afirma que el desperdicio generado con su actividad hoy es menor que hace tres años. Una de las claves de esta evolución es la mejora en la gestión de los productos descartados para la venta gracias a las políticas de prevención para optimizar la identificación y gestión de excedentes.
Asimismo, el informe revela que el 83% de las empresas encuestadas ya cuentan con una política interna contra el desperdicio y el 42% se apoya en innovaciones tecnológicas, como apps para la gestión del producto no comercializable y etiquetas para seguir la vida útil del alimento.
La mayoría de productos en riesgo de ser desperdiciado se destina a donación o bien se recupera para alimentación animal, elaboración de co-productos o transformación energética. Sin embargo, existe un porcentaje de alimentos que acaban desperdiciados debido a que las cadenas encuentran serias dificultades para la donación de productos como carne y pescado, ya que exigen condiciones óptimas de transporte y conservación para evitar riesgos de seguridad alimentaria.