Los datos confirman que el consumo de productos bio está migrando desde las tiendas tradicionales ecológicas hacia las grandes superficies y las cadenas de súpers “bio”. El proceso es imparable y ha llegado para quedarse, al menos, durante unos años, tal como señala Ángeles Parra, directora BioCultura y presidenta de Vida Sana, la ONG que organiza el salón.
La presidente de la feria recuerda que, además, la alta inflación y la crisis coyuntural no se lo ponen fácil a aquellos que tienen menos recursos para ofrecer precios competitivos; a aquellos que no pueden crear marcas blancas propias; y a aquellos que no tiran de ofertas tipo saldo. Así las cosas, llega BioCultura a Barcelona “con la idea de que el sector ecológico es un mercado en el que hay lugar para todos. Pero cada uno tiene que jugar bien sus bazas…”, explica.
En concreto, en la actualidad las grandes superficies están captando gran parte del consumo orgánico. “Durante lustros, los grandes hipermercados no atendían a la llamada de lo ecológico. Aquello era como un sector insignificante, sólo para cuatro hippies e iluminados. Los “ceo” de las grandes cadenas no le hacían ni caso al mundo orgánico”, recuerda Parra, que destaca cómo han cambiado las cosas y señala que es algo “legítimo”, aunque se pregunta si las grandes superficies cumpliendo con unos estándares, con unos protocolos, con unos mínimos… que habían caracterizado desde siempre al sector ecológico y que le diferenciaban notablemente del comercio en el sector convencional.
“Porque el mercadeo de alimentos no puede ser sólo una ley de oferta y demanda. Es más que eso. Tiene que serlo. En cualquier caso, una parte del público se siente atraída por los precios, las ofertas y las marcas blancas de las grandes superficies. Esos grandes hipermercados, esas cadenas, algo estarán haciendo bien si son capaces de crear reclamos interesantes y atractivos. La tienda pequeña y la gran superficie no tienen por qué ser incompatibles. Pueden ser complementarias. No les queda otro camino”, asegura.
No obstante, la presidenta de BioCultura también destaca que la experiencia de compra es diferente en las cadenas de supermercados bio a las de la gran superficie. La apuesta sólo es por el alimento y el producto ecológico. Este tipo de oferta está capitalizando buena parte del consumo. Y una buena prueba de ello es que estas cadenas no dejan de crecer y no paran de abrir nuevos establecimientos en aquellas ciudades donde aún no habían desembarcado.
“Sí. Es una fórmula atractiva. Aunque, todo hay que decirlo, captan principalmente los bolsillos de la ciudadanía más pudiente. Pero está claro que el sistema gana adeptos y las cadenas muestran músculo en los medios de información y en sus redes sociales. La tienda pequeña pierde espacio también a manos de estos súpers “bio” que cuentan, también, con un personal especializado y con una experiencia de compra altamente satisfactoria”, señala Ángeles Parra.
En cuanto a las tiendas tradicionales, destaca que estas están perdiendo fuelle y su liderazgo se va apagando. “Durante años, fueron el santo y seña del sector ecológico. Pero, en el último lustro, han perdido capitalidad y despalillan militancia. Muchas han desaparecido. Y otras resisten pero el vendaval puede llevárselas en cualquier momento. Se aferran a clavos ardiendo que son interesantes todavía: una atención muy personalizada, un gran conocimiento del sector, enclaves privilegiados en zonas de la ciudad para compradores que no tienen coche, su fama de pioneras, etc. Pero el tiempo juega contra ellas: algunos propietarios ya tienen una cierta edad y no hay relevo generacional; la lucha por un precio competitivo es una batalla perdida ante ciertas marcas blancas y/o ofertas de otro tipo de establecimientos; las grandes superficies y los súpers “bio” tienen zonas de aparcamiento y ofrecen la compra completa, además de zonas de cafetería y/o comida para llevar, panadería, etc. El secreto de su futuro radica en una atención muy primorosa, muy especial, muy de tú a tú. El robot todavía no ha ganado al ser humano”.
Ante este panorama, la presidenta de BioCultura, que cumple este año 40 primaveras desde su nacimiento, asegura que esta feria ha sido decisiva en el desarrollo y crecimiento del sector de la producción ecológica, pero también ha sido y continúa siendo el gran altavoz que llega cada día a más ciudadanos que quieren consumir sano y ecológico. La feria es el gran evento esperado por multitud de personas que acuden con ganas de aprender, conocer, compartir… De la misma manera, también es cita imprescindible para aquellos profesionales que buscan novedades y que necesitan mantenerse al día y tomarle el pulso al sector.
“No nos corresponde a nosotros decidir por el consumidor. También puede ser que la ciudadanía combine las diferentes posibilidades según lo que más le convenga. Porque las diferentes formas de distribución no tienen por qué ser incompatibles. Ni mucho menos. Aunque, eso sí, nosotros defendemos que se dé en el sector orgánico, sea cual sea el formato de llegar al público, unas formas, unos protocolos, unos modos y modales… que respeten las maneras que se han dado desde siempre en el mundo “bio” y que han permitido a los productores nacer y crecer con solvencia y seguridad”, concluye Parra.