Incarlopsa ha obtenido la certificación del Sistema de Gestión de Residuo Cero para el matadero que la compañía tiene en la localidad conquense de Tarancón y que incluye las actividades de sacrificio, despiece, loncheado y empaquetado de productos cárnicos de porcino.
La obtención de este certificado en el mayor centro productivo de la compañía, sitúa a Incarlopsa como la primera compañía del sector alimentario de Castilla-La Mancha en someterse a una auditoría absolutamente voluntaria que acredita su compromiso con la gestión de los residuos derivados de su actividad.
“Con el certificado Sistema de Gestión Residuo Cero, Incarlopsa vuelve a demostrar que es una empresa comprometida con su entorno, incorporando iniciativas como ésta de manera absolutamente voluntaria. Esta certificación no implica que no se generen residuos, sino que Incarlopsa está preparada para una gestión eficiente valorizándolos, bien mediante la reutilización bien mediante su transformación, evitando que lleguen al vertedero”, explica Antonio Contreras Torres, director territorial en Castilla-La Mancha y Extremadura de AENOR.
La obtención de este certificado está alineado con el compromiso medioambiental de la compañía, basado en un modelo de desarrollo sostenible y a largo plazo donde se promueve la economía circular. Esta acreditación, que es absolutamente voluntaria, certifica que Incarlopsa dispone de un sistema de gestión de residuos orientado a la valorización conforme con los requisitos del Reglamento RP-CSG-057 y se enmarca en la línea de actuaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el G20, el Plan Estatal Marco de Residuos (PEMAR), la Unión Europea y España en lo relativo a economía circular.
Este certificado reconoce a aquellas organizaciones que valorizan las distintas fracciones de residuos que generan, evitando que tengan como destino final la eliminación en vertedero. En el caso concreto de Incarlopsa, la compañía ha logrado demostrar la valorización del 99,5443% de los residuos generados en las actividades de sacrificio, despiece y loncheado y empaquetado de productos cárnicos. La certificación de residuo cero tiene una validez de tres años, si bien la compañía deberá someterse durante este tiempo a auditorías de control intermedias para poder conservar la certificación.