Cuando Eric Armengou y Hugo Rovira crearon, en 2018, una gama de higienizantes de manos, no se podían imaginar que poco menos de un año después de lanzar la primera producción, el mundo se vería golpeado por una pandemia. Como consecuencia, esta empresa barcelonesa experimentó una inimaginable explosión en sus ventas, alcanzando los cuatro millones de euros durante el año 2020 (frente a los 100.000 euros facturados apenas un año antes). Actualmente, la firma confía en cerrar el año con una facturación de seis millones de euros.
Tras reforzar su posicionamiento, este 2021 llegaba el momento de dar los primeros pasos para convertirse en una marca de cuidado personal, lanzando productos enfocados en el ámbito de la higiene y manteniendo los valores que los han llevado hasta aquí; sostenibilidad y diseño, que les han servido para asentar las bases de una nueva concepción en la forma de trabajo y de concebir el mundo de la belleza.
El primer lanzamiento fue una colección de cremas de manos, que al igual que su hermano mayor, es recargable (es la primera crema de manos recargable del mundo). A ella le siguieron una gama de pasta de dientes naturales y recargables y próximamente presentarán una colección de jabones de manos de diseño y recargables.
Es precisamente esta estrategia de diversificación la que está permitiendo a HAAN reforzar su posicionamiento, que tiene como objetivo el liderazgo, a nivel nacional e internacional, en la industria del cuidado personal, enfocándose en ofrecer productos de cuidado personal de lujo asequible.
HAAN ha apostado por una estrategia de comercio que les ha proporcionado una importante visibilidad tanto en retail como a través de la venta online. Además, en una apuesta por la sostenibilidad, la marca ha creado productos recargables que permiten dar más de un uso a cada uno de ellos, ofreciendo un ahorro de plástico, agua y energía usada en la producción, reduciendo así también la huella de carbono, disminuyendo las emisiones de CO2 respecto a los productos de un solo uso. El 95% del plástico usado en esta industria suele ser desechado tras esa única utilización y solo el 14% logra acceder a su reciclaje. Por ello, rellenar envases es una buena manera de evitar la sobreproducción de residuos, especialmente de plástico.