El Parlamento Europeo ha reiterado su negativa a patentar plantas y semillas producidas mediante procesos biológicos naturales, en una resolución aprobada el pasado 19 de septiembre de 2019 durante la sesión plenaria de Estrasburgo.
En concreto, la Cámara cree que permitir que se patenten procesos de mejora convencionales de alimentos, como el cruce y la selección, “dificultaría el acceso libre al material vegetal que es esencial para la innovación y el desarrollo”.
“Si las empresas pudieran patentar ciertas variedades de alimentos, podrían crear un monopolio que resultaría en una subida de precios y pondría en riesgo el suministro mundial de alimentos, lo que perjudicaría sobre todo a los pequeños productores”, añade.
Detrás de la controversia hay dos casos en los que la Oficina Europea de Patentes (EPO) otorgó patentes a un tomate arrugado con contenido de agua reducido y una variedad de brócoli anticancerígeno que se obtuvieron a través del cruce y la selección sin manipulación genética.
Después de una resolución del Parlamento en 2015 y la intervención de la Comisión en 2016, los casos se están discutiendo en la instancia de apelación final de EPO.