La agricultura de conservación juega un papel fundamental dentro del plan de acción para impulsar el uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular, denominado Pacto Verde Europeo.
“La agricultura de conservación es un sistema agrícola que tiene como objetivo fundamental conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales. Esto se ve reflejado en España a través de las más de dos millones de hectáreas cultivadas con agricultura de conservación, que secuestran 9,9 millones de toneladas anuales de CO2; comprendiendo el 12% de la producción agrícola, valorizada en 3.668 millones de euros” destaca Óscar Veroz, director ejecutivo de la Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos (AEAC.SV).
Actualmente, en España, las áreas cultivadas de agricultura de conservación están creciendo a un ritmo medio anual del 4,3%. Asumiendo que las instituciones nacionales y europeas aumenten sus esfuerzos en apoyar la adopción de esta práctica, como, por ejemplo, incluyendo la agricultura de conservación en los ecoesquemas de la PAC, para el 2030 se podrían superar los tres millones de hectáreas cultivadas bajo agricultura de conservación y en un escenario potencial de adopción máximo, podría alcanzar hasta 13 millones de hectáreas, según un informe de PwC sobre el impacto de la agricultura de conservación.
Las técnicas de este tipo de agricultura llevan asociados una serie de beneficios que permiten cumplir una doble función: proteger el medioambiente (el aire, el suelo y la biodiversidad), así como garantizar la viabilidad económica de las explotaciones en beneficio de los agricultores. Entre los hallazgos derivados del estudio se encuentra por ejemplo que, frente a la erosión, la agricultura de conservación evita la pérdida de casi 13 toneladas de suelo por hectárea al año respecto a la agricultura basada en el laboreo, lo que supone un ahorro económico en términos de depreciación evitada de 157 millones de euros anuales (76 euros por hectárea), que podrían alcanzar los 811 millones de euros en un escenario de adopción potencial máximo.
Veroz añade que “la agricultura de conservación también contribuye a la calidad del aire al evitar la emisión de 9,9 millones de toneladas de CO2 cada año y que podría alcanzar los 55 millones de toneladas en un escenario de adopción potencial máximo, con un valor económico de 242 millones de euros y 1.360 millones de euros, respectivamente”.
A esto se suma la contribución a la biodiversidad. La agricultura de conservación fomenta el aumento del número de especies entre dos y 7,5 veces más que la agricultura convencional. La cobertura vegetal del suelo y el no laboreo que caracterizan a esta práctica, favorecen el desarrollo de una estructura viva de microorganismos, lombrices, insectos, entre otras especies, que a su vez favorecen su formación y fertilidad. Por otro lado, en lo que respecta al negocio del agricultor, esta práctica tiene asociados menos costes y menores tiempos de trabajo, lo que incrementa la renta agraria de los agricultores en 135 millones de euros de forma anual, pudiendo llegar hasta 932 millones de euros en el escenario potencial de adopción máximo.
El informe concluye que, en conjunto, el uso de las técnicas de la agricultura de conservación ahorra actualmente casi 10 millones de toneladas de CO2 al año, que podrían alcanzar los 55 millones de toneladas en el escenario de adopción potencial máximo, lo que contribuiría en gran medida a cumplir con los compromisos adquiridos por España para los próximos años, entre ellos, grandes proyectos en el ámbito de la agricultura y la sostenibilidad, como la estrategia “De la Granja a la Mesa”, que permite hacer evolucionar el actual sistema alimentario de la Unión Europea hacia uno más saludable y sostenible; o la estrategia sobre “Biodiversidad para 2030”, un plan completo, sistémico, ambicioso y de largo plazo para proteger la naturaleza y revertir la degradación de los ecosistemas.