Las compras online provocan un impacto medioambiental menor que el comercio físico gracias a la reducción del tráfico en las urbes y a un menor uso del suelo, según el informe “¿Es el e-commerce bueno para Europa?”, elaborado por Oliver Wyman con el apoyo del Institute of Supply Chain Management de la Universidad de St. Gallen (Suiza).
El trabajo estudia la evolución del ecommerce de productos no alimentarios en la última década en ocho países europeos (España, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Suecia, Países Bajos y Polonia) y analiza los datos del comercio offline a partir de dos perspectivas distintas: desde el caso más común (realizar una compra en coche sin incidencias aparejadas) y desde el caso promedio (media de las compras realizadas incluyendo incidencias tales como devoluciones).
En el caso más común, es decir, aquel que es dirigirse en coche hasta una tienda física y no devolver el producto, el comercio tradicional supone una emisión de CO2e entre tres y seis veces mayor que la opción de pedir un producto por internet. En este caso, a nivel europeo, la emisión de CO2e al ir en coche hasta la tienda es de 4.100 gramo y de 900 gramo de CO2e si se realiza el pedido online.
Los datos entre los países estudiados en el informe muestran una gran disparidad en las cifras de emisiones, que se explican por las diferencias en el mix energético de cada mercado. En España, el ecommerce tiene un impacto de 871 gramos de CO2e por compra, mientras que el ir en coche a un comercio físico genera cerca de 3.600g. Las cifras muestran que los países del sur de Europa (España, Italia y Francia) son los que tienen un ratio de diferencia inferior, debido a que las distancias recorridas en coche son menores como consecuencia de la alta densidad de población.
En el caso promedio, que refleja diversos comportamientos de los consumidores, tales como la utilización del coche en un 50% de las compras, la devolución de algunos productos o adquirir más de un artículo en un mismo viaje, encontramos que hay de 1,5 a 2,9 veces más de emisiones de CO2e por la compra de un producto en una tienda frente a la compra online, con unas emisiones equivalentes a 2.000 gramos de CO2 en el comercio físico y 800 gramos en el electrónico.
En este caso, entre los ocho países analizados, España tiene uno de los impactos más altos, solo superada por Alemania con un ratio de 2,9. “Los datos de España muestran que el comercio offline genera 2,1 veces más emisiones que el online. El e-commerce provoca un impacto medio de 897 gramos de CO2e por cada compra, mientras que en el retail físico asciende a 1.916 gramos”, afirma Pepa Chiarri, executive director del área de Climate & Sustainability de Oliver Wyman Iberia.
Diferencias de emisiones según los productos
Oliver Wyman también identifica diferencias de emisiones según los productos comprados, causadas principalmente por la eficiencia de los edificios, el trasporte en el tramo final y el embalaje. Comprar una prenda de ropa en un comercio físico produce, de media, 2,9 veces más emisiones que cuando se compra desde casa, y aunque se llegue a pie al establecimiento sigue causando el doble de emisiones que, si se compra online, debido fundamentalmente al consumo de energía los edificios. Por otra parte, la emisión de CO2e es similar en el conjunto de los ocho países al comprar un libro o un producto electrónico, ya se haga online o en una tienda física a la que se llega a pie (unos 700 gramo de CO2e en cada caso).
Los datos también indican que enviar un producto directamente por vía aérea desde un centro de distribución en Asia causa 25 veces más de emisiones de CO2e que si se envía desde un gran almacén ubicado en la Unión Europea que recibe los productos por vía marítima antes de enviárselos al consumidor final por carretera.
Ahorro en el tráfico
Los envíos del ecommerce a los consumidores generan el 0,5% del tráfico total en las zonas urbanas, mientras que el comercio físico genera el 11%. En general, la entrega de los pedidos online viene a sustituir al consumidor que acude a la tienda y supone una reducción de entre 4 y 9 veces el tráfico que se generaría de cualquier otro modo.
Durante el trayecto en el que se realiza la entrega final del ecommerce, los repartidores distribuyen de media 100 paquetes por turno y recorren 80 km, lo que conlleva a un consumo de 0,3 km por cada objeto entregado. Por su lado, un consumidor que compra en una tienda física usa un 56% de las veces el coche, recorre de media 8 km y compra 3,1 productos por viaje, lo que supone una media de 1,4 km por cada artículo. De esta forma, el transporte representa un 45% de las emisiones de las compras vía online, con un impacto de 760g CO2e por producto. A su vez, el transporte causa el 39% de las emisiones totales de las compras offline, ascendiendo a 1100g de CO2e por artículo.
Además, el e-commerce ocupa menos del 0,3% del suelo urbanizado en Europa. El comercio offline hace un uso total del suelo superior si se tiene en cuenta el espacio para la logística, la venta y el aparcamiento. En palabras de María Miralles, socia y líder de la práctica de Retail & Consumer Goods de Oliver Wyman para EMEA & Latam: “de esta forma, para una cantidad determinada de ingresos, estimamos que la ocupación total del suelo requerida es de entre un 26% y un 43% menor para el e-commerce que para el comercio físico.
La ubicación de los almacenes también puede influir indirectamente en el impacto de CO2e. El informe indica que una forma directa de reducir el impacto de CO2e es trasladar los centros logísticos (almacenes y, sobre todo, estaciones de entrega) más cerca del centro de las ciudades para reducir el transporte fragmentado de la última milla, pero el desarrollo de las ciudades europeas ha ido alejando los almacenes de sus centros debido a la presión inmobiliaria, las políticas de uso del suelo, los requisitos de densidad de empleo y la búsqueda de economías de escala.