La pandemia interrumpió bruscamente la lenta recuperación del consumo individual iniciada tras la gran crisis de 2008-2014, ya que en 2020 cayó hasta los 16.500 euros anuales, un 10,1% menos que el año anterior. Sin embargo, aunque la recuperación ha sido rápida y en 2021 el consumo alcanzó los 17.100 euros, un 3,5% más, todavía se está lejos (un 25%) del máximo de 22.800 euros de 2007, según un informe elaborado por la Fundación BBVA.
Las medidas de protección social y laboral acometidas en ambos escenarios amortiguaron el efecto de la caída en el consumo individual y posibilitaron una reducción de la desigualdad. Sin embargo, en 2021 se estaba lejos de los niveles de consumo observados antes de la recesión, aunque el nivel de desigualdad se situaba ligeramente por debajo del de antes de la crisis financiera de 2007. El consumo individual analizado incluye todas las partidas recogidas en la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, que abarca desde bebida y alimentación, ropa y calzado, vivienda, agua, electricidad, hasta gastos en transporte, ocio, educación o salud y otros bienes y servicios.
En concreto, la Covid-19 provocó, debido al prolongado periodo de confinamiento, una nueva caída del consumo individual del 10,1%, hasta los 16.500 euros. Aunque se ha recuperado en 2021 hasta los 17.100 euros, son 1.300 euros menos que en 2019 (un 7,1% inferior) y está un 25% por debajo del máximo alcanzado en 2007 que fue de 22.800 euros.
La reducción del consumo individual debida a la gran recesión fue mayor en los hogares con más miembros, entre los que se encuentran aquellos con hijos dependientes, y también fue mayor cuanto más joven es el hogar. Entre los hogares con hijos dependientes la caída del consumo individual entre 2007 y 2014 fue del 27,6%, pasando de 22.600 euros a 16.400 euros. Aunque en 2019 esta cifra había aumentado hasta los 17.900 euros, seguía siendo la más baja de los tres grupos de hogares considerados: adultos con hijos dependientes, adultos sin hijos dependientes y adultos mayores de 65 años.
Los hogares formados por personas mayores de 65 años, en general jubiladas, partían del nivel de consumo individual más reducido, 17.800 euros en 2007, y prácticamente no se vieron afectados por la recesión. Finalmente, los hogares con adultos sin hijos dependientes, que antes de la crisis gozaban del mayor nivel de consumo individual con 24.800 euros en 2007, sufrieron una caída del 26,7%, pasando a 18.200 euros en 2014, y una recuperación posterior hasta 2019 del 5,3%. Como resultado, si en 2007 la diferencia máxima en el consumo individual entre los tres tipos de hogares mencionados era de 7.100 euros, en 2019 fue de 1.300 euros. La COVID-19 ha reducido el consumo individual en los tres tipos de hogares, aunque los menos afectados, de nuevo, han sido los hogares con adultos mayores de 65 años.
“Lograr un crecimiento inclusivo y sostenible es un compromiso de las Naciones Unidas y la Comisión Europea. Sin embargo, las políticas llevadas a cabo por los decisores públicos, tanto nacionales como supranacionales, desde el inicio de la gran recesión no han demostrado ser eficaces para conseguir ese objetivo”, señala el informe que explica que, “a pesar de la recuperación económica y tras el impacto de la Covid-19, en 2021 el nivel de consumo se mantiene en valores muy por debajo de los que disfrutaban los españoles antes de la crisis en 2007. Además, la desigualdad aumentó en los años de recuperación económica, y si bien debido al impacto de la pandemia en 2020 se observó una ligera reducción de la desigualdad, en 2021 ha vuelto a aumentar”.
“En todo caso, la desigualdad se sitúa por debajo de los niveles de 2007. Sería deseable reflexionar sobre las políticas y medidas necesarias para que en los periodos de recesión económica no sean los hogares más desfavorecidos o con miembros más vulnerables los más afectados. Un punto de partida sería evaluar las medidas de protección social llevadas a cabo durante la Gran Recesión, y también la Covid-19, para identificar si su alcance, volumen y agilidad en la tramitación fue suficiente. Solo así será posible diseñar medidas eficaces ante la próxima recesión económica. Además, también urge actuar para que en periodos de crecimiento no se deje atrás a una parte importante de la población”, añade.