Tras más de dos meses de estado de alerta y estando ya en el inicio de la desescalada, para los usuarios sigue siendo un acto delicado acudir a comprar. De hecho, según una encuesta realizada por la aplicación de análisis de productos de alimentación El CoCo, a siete de cada 10 ciudadanos consultados les preocupa el riesgo de contagio en el supermercado, especialmente por cruzarse con otras personas (al 37%) o por no saber cómo han sido manipulados los productos (al 33%).
Una preocupación que está muy por encima del encarecimiento o el desabastecimiento, que preocupan al 11% y al 7% respectivamente. Tal vez esa sea la razón por la que el 68% de los encuestados afirme que va a comprar menos a menudo que antes del confinamiento.
De hecho, pese a los cambios en las medidas de seguridad que están tomando los establecimientos, aún hay un 23% de los ciudadanos que no se fía de estas medidas. En este aspecto cabe destacar que los pequeños comercios o mercados de barrio han conseguido ganarse más la confianza de los consumidores en cuanto a la seguridad de sus establecimientos que las grandes superficies. Así ante la pregunta de qué establecimiento ofrece una mayor seguridad, los encuestados han destacado el pequeño comercio o los mercados de barrio (63%) frente a las grandes superficies (35%).
En cuanto a las medidas que toman los consumidores, alrededor de la mitad de los entrevistados ha estado utilizando tanto guantes como mascarilla para ir a comprar (un 46%), y solo un 3% dice no haber llevado hasta ahora ninguna de esas dos cosas, aunque sí se lava las manos al llegar a casa. Ya en casa, un 39% asegura lavar todos los envases antes de almacenarlos en el frigorífico o la despensa, un 34% solo algunos, mientras que un 26% no limpia nada al llegar. Los que lo hacen, suelen utilizar un paño húmedo con un producto de limpieza (como lejía).
Por otro lado, algunos hábitos de compra han variado. Así un 28% de los consumidores consultados declara haber cambiado de marcas habituales, bien por no encontrarlas, bien porque las marcas blancas son más económicas o bien porque al cocinar más han optado por productos distintos. Y un 14% asegura haber aumentado sus compras online en alimentación.
El consumo de alimentos frescos también se ha visto alterado. Así, cuatro de cada 10 ciudadanos declara haber aumentado su consumo de frescos. Las razones varían entre aquellos que lo han hecho por empezar una alimentación más sana (24%) y los que lo hacen por apoyar la agricultura y los mercados de proximidad (18%). Además, el modo de consumo de estos alimentos también se ha visto alterado tras la pandemia. Y es que el 25% ha variado la forma en que los consumía o bien el modo de preparado previo con medidas como la limpieza con desinfectantes de las frutas y verduras; la eliminación de la dieta de platos crudos como el steak tartar o el sushi, así como de otros alimentos que los encuestados no hayan frito, horneado o hervido previamente.
“El consumidor es soberano, y normalmente es cauto a la hora de consumir. Ahora con las circunstancias especiales por la pandemia del coronavirus, y también antes, asegurándose de que se alimenta con productos saludables y cuya procedencia conoce”, asegura Jean-Baptiste Boubault, CEO de El CoCo, que añade que “esperamos que, en cuanto a hábitos alimentarios, salgamos de esta crisis más sabios y más conscientes”.