A día de hoy muchos consumidores están buscando activamente más información sobre los productos que consumen, para poder tomar decisiones de compra más saludables y éticas. De hecho, en Europa, el 56% de los consumidores lee las etiquetas de los productos alimenticios, una cifra que asciende al 64% en todo el mundo, según datos de Health Focus International 2020.
Estas cifras se suman a la tendencia cada vez más extendida por parte de los consumidores de buscar simplicidad y transparencia en las etiquetas del producto. En concreto, el 64% de los europeos asegura que le gusta que la información nutricional esté lo más simplificada posible.
Por ello, tal y como destaca Beneo, fabricante de ingredientes funcionales, ha habido una transición hacia el etiquetado transparente, el abastecimiento sostenible y la posibilidad de narrar la historia de los productos.
Asimismo, también se ha incrementado el porcentaje de quiénes buscan indicadores como el semáforo o el Nutri-Score en ellos. En concreto, según cifras de FMCG Gurus 2019, uno de cada tres consumidores en todo el mundo comprueba si aparecen mensajes de este tipo en el envase FMCG Gurus 2019.
Y para descubrir más sobre los ingredientes que contienen los productos, los consumidores quieren componentes naturales, orgánicos y locales. Así, el 73% de los españoles asegura que “es más probable que confíe en un alimento/bebida si su etiqueta explica de dónde provienen los ingredientes”.
Esto ha producido un cambio internacional hacia etiquetas más limpias y claras, que promueven declaraciones naturales, y ha generado la voluntad en los consumidores de poder pagar un precio superior por los productos que lo cumplen.
¿Cómo aprovechar estas tendencias?
Crear productos que abarquen estas tres tendencias (etiquetas limpias y más claras; abastecimiento orgánico, natural y local; y mejora de perfiles nutricionales) no es tarea fácil, pero se puede lograr si se utilizan los ingredientes correctos, explica Beneo.
Respecto a impulsar etiquetas más claras, estudios recuerda que, por ejemplo, el arroz se percibe por los consumidores como un ingrediente familiar de uso habitual en la cocina, que es “saludable” y “fácil de digerir”; mientras que uno de cada dos consumidores europeos considera que la fibra de raíz de achicoria suena natural; y el 53 % de los consumidores afirma que la proteína de trigo suena “natural” y el 50% que suena “saludable”. Estos ingredientes se pueden usar en productos de panadería, confitería, alternativas lácteas, postres, alternativas cárnicas, sopas y salsas yogures.
Por su parte, sobre la tendencia por lo orgánico, natural y local, datos de Health Focus International 2020 confirman que los productos orgánicos se han vuelto más importantes para uno de cada cuatro consumidores en el último año. Por ello están considerados como un elemento vital en un comportamiento de compra ético y sostenible. A este respecto, Orafti Organic, de Beneo, es la primera fibra de raíz de achicoria orgánica del mercado. Se cultiva y cosecha de forma local en Bélgica a manos de granjeros orgánicos certificados. Sus posibles aplicaciones abarcan: panadería, postres cremosos y yogures lácteos, preparaciones de frutas, carne y aves de corral.
Por último, cada vez es mayor el número de consumidores que piden una mejora en los perfiles nutricionales. A este respecto, Beneo señala que su inulina y oligofructosa son fibras prebióticas naturales de raíces de achicoria, de etiqueta limpia y sin OMG. La inulina y la oligofructosa son los únicos prebióticos de origen vegetal. Las fibras se pueden usar para reemplazar el azúcar y la grasa, reduciendo las calorías, a la vez que se añaden beneficios prebióticos.
Asimismo, el derivado de la remolacha azucarera, el carbohidrato de Beneo de bajo índice glucémico Palatinose es el único carbohidrato de bajo índice glucémico de completa y lenta digestión. Ofrece la energía completa de los carbohidratos de una forma duradera, eliminando los picos no deseados de “aumento y caída” en el nivel de azúcar en sangre y ayuda a quemar grasa de forma más eficiente. Estos ingresdientes son aptos para productos de panadería, bebidas confitería, cereales, lácteos y nutrición y bebidas deportivas.