La conducta de los consumidores en los supermercados es motivo de estudio que da lugar a patrones a través de los cuales los productos se dispondrán de una manera u otra en los establecimientos. Esto es conocido como la determinación entre zonas frías y calientes.
Y es que los supermercados no pueden tener a la vista todos los productos que tienen a su disposición. Por ello, los establecimientos siguen una metodología para elegir aquellos productos que son más rentables y decidir su localización susceptible de estar a la mejor vista de los usuarios. Es lo que se conoce como los trucos de los supermercados.
En concreto, tal y como explica Metafase, como zonas frías se catalogan aquellas secciones en el que el volumen de ventas es menor ya que el tránsito por esa zona es inferior debido a diversos factores: menos visibilidad, falta de accesibilidad por la logística de la tienda, etc. Es aquí donde se suelen colocar aquellos productos que son de primera necesidad puesto que el consumidor va a demandarlo siempre y su búsqueda se convertirá en algo necesario. Se pueden catalogar estos productos como la sal o el azúcar entre otros.
Por lo contrario, las zonas calientes son aquellos espacios donde el tránsito de los clientes es mayor, como puede ser el cruce de dos pasillos o la entrada al establecimiento. En consecuencia, en estos sectores se hallan los productos que tienen una mayor demanda o los que hay que resaltar porque si no estuvieran a la vista, uno no se acordaría de su existencia.
Estos espacios, sin necesidad de hacer nada, tienen una mayor visibilidad por lo que la afluencia es superior. Otra zona caliente son los escaparates, ya que, con una correcta organización, puede provocar un reclamo para invitar a entrar y adquirir alguno de los productos.