Coca-Cola apoya el desarrollo de un robot, de la empresa asturiana Semillas del Cantábrico, que permite filtrar el agua para reducir la presencia de plásticos en el mar, dentro de su proyecto Mares Circulares.
El prototipo del robot, llamado Clean-Dock, ya fue probado en 2019 en el Puerto de Gijón y ha vuelto en agosto al mismo recinto portuario para probar las mejoras incorporadas. Recoge todo tipo de suciedad del mar, pero está enfocado tanto a los macroplásticos como a los microplásticos. Estos últimos, de un tamaño inferior a los cinco milímetros y fácilmente ingeribles, son los más peligrosos para la fauna marina, lo que entraña también riesgos para la salud humana.
El aparato, que mide seis metros de largo por dos de ancho, cuenta con unas placas solares instaladas en la parte superior que le permiten funcionar de forma autónoma, lo que, según sus desarrolladores, hace posible su uso 24 horas todos los días del año.
Tiene un sistema de filtración que recoge agua de mar justo por debajo de la superficie, en el primer metro de profundidad, retirando los plásticos contaminantes, que se acumulan en un depósito para su posterior extracción. Se trata de una succión suave, de modo que no afecta ni a las algas ni a la fauna marina.
De construcción modular, lo que facilita su instalación y replicabilidad en otros lugares, este robot puede filtrar 120 litros de agua por minuto, aunque su capacidad de recogida de residuos depende mucho de la zona en la que trabaje.