El consumo es un termómetro fantástico para medir la salud de la economía, ya que en buena parte es el resultado de la confianza que tienen los hogares. El consenso de analistas apunta a que en 2023 todavía no recuperaremos los niveles de consumo pre-covid (2019). Pero no es menos cierto que muchos de los elementos de este escenario están abiertos a cambios, es decir, a sorpresas de todo tipo, señala la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), que ha lanzado un nuevo Barómetro con la colaboración de ocho expertos del índice #Topcommerce que explican su visión sobre los factores que más van a influir en el consumo en los próximos meses.
Así, Rafael Escudero, secretaria general de Consumo y Juego señala que, “en el actual contexto económico, es especialmente importante continuar trabajando en el diseño e implementación de políticas públicas centradas en la protección de las personas consumidoras, especialmente de aquellas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Cabe destacar que el porcentaje de este colectivo ha aumentado en 2022 respecto al año anterior como consecuencia del aumento generalizado del coste de vida, pero muy particularmente por el aumento de precios en bienes de primera necesidad”.
“Por tanto, uno de los elementos que más van a influir en la evolución de las tendencias de los hábitos de compra y consumo en los próximos meses, tendrá que ver con el precio de los productos y servicios. De este modo, es probable que las personas consumidoras dediquen más tiempo a la comparación de precios y opten por la compra de ofertas o promociones en busca de un mayor ahorro. Además, en el sector de la alimentación, por ejemplo, ya se observa una tendencia a un mayor aprovechamiento de la comida, evitando así el desperdicio alimentario”, añade.
Por su parte, Manual Hidalgo, profesor de Economía en la Universidad Pablo Olavide, explica que “sobre el consumo va a haber una enorme incertidumbre en los próximos meses, ya que los factores que influyen van a tener un comportamiento dispar. Si bien el consenso es que el consumo de los hogares no va a tener un buen año en 2023, no es menos importante considerar que hay factores que puedan estar ayudando a un mejor comportamiento en estos últimos meses y en consecuencia en los que están por venir”.
“Así, como factores negativos podemos mencionar el endurecimiento de las condiciones financieras en Europa, con las subidas del euríbor y de los tipos del BCE, que dañan la capacidad de compra de las familias. A esto hay que sumar el importante esfuerzo, con más que probable desahorro en 2022, que ha supuesto para los hogares el repunte de la inflación. Todo ello ha afectado y seguirá afectando a esta partida de la demanda agregada”, señala ese experto, que destaca que, por el contrario, sí pueden ayudar otros factores. “Así la caída de los precios energéticos ayudará a mejorar las finanzas familiares. También la caída de otros precios en origen, sobre todo aquellos asociados a materias primas y alimentos, puede favorecer una moderación de la inflación y con ello mejorar la proyección del consumo familiar. Finalmente, el comportamiento del mercado de trabajo favorecerá el consumo, como en estos últimos meses. Además es necesario mencionar las políticas de inversión pública, con los fondos europeos como vector de crecimiento y que favorecerá a la inversión, el empleo y, con ello, al consumo”.
Mila Marcos, diputada y portavoz de Agriclutura del PP, asegura que el elemento que más van a influir en el consumo serán los precios derivados de la inflación. “Confluyen varios factores: la reducción de ayudas de la PAC; la falta de medidas eficaces por parte del Gobierno para atajar la subida de costes de producción en el sector primario (fertilizantes, fitosanitarios, energía, combustible, piensos…), que repercuten directamente en el cierre de explotaciones, y escasez de materias primas”, señala y añade que “a ello se suma que la industria y la distribución, que además de los costes energéticos y de la subida de las materias primas, deben hacer frente a nuevos impuestos verdes que otros países han aplazado, como el impuesto a los plásticos, o la nueva normativa de residuos y envases. Todo ello está provocando subida de costes y caída del consumo especialmente de productos nacionales cuyos precios son cada vez menos competitivos”.
Asimismo, Sebastián Puig Soler, analista económica y financiero del Ministerio de Defensa, asegura que “hay dos palabras clave al analizar la evolución del consumo: incertidumbre y prudencia. La coyuntura económica, volátil y sometida a diversos factores externos sobre los que no tenemos control, determinará en gran medida el comportamiento de los consumidores en los próximos meses, y ello aconseja ser muy prudente en las previsiones”. Así, destaca que que “en los últimos meses, las familias han debido recurrir al ahorro embolsado durante la pandemia para sortear la crisis, reduciendo sus depósitos al mayor ritmo desde 2019. De prolongarse esta situación, no podemos descartar una caída en la demanda, tanto de consumo como, especialmente, de la compra de vivienda”.
Francisco Aranda, presidente de UNO Logística, por su parte, recuerda que en el último trimestre “hemos sido testigos de una clara contracción del gasto, que responde principalmente a la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores por el alza generalizada de los precios, un escenario que se repite en otros países. Por un lado, la espiral inflacionista ya se ha dejado sentir en el consumo de las familias, que han visto cómo se reducía drásticamente su liquidez. Por otro, la incertidumbre también impacta en el consumo. La pandemia y otros imprevistos coyunturales, como la guerra en Ucrania o el colapso de los puertos de China, han provocado un cambio en el comportamiento del consumidor, mucho más cauteloso. En esta línea, el disparatado aumento de los costes de la energía y los carburantes, con el invierno a la vuelta de la esquina, contribuirán al frenazo del consumo”.
Ileana Izverniceanu de la Iglesia, directora de Comunicación y RRII de la OCU, adelanta en su análisis que “la inflación va a acompañar a los consumidores y a sus actos de compra durante los próximos meses y, por tanto, el precio de los productos y servicios va a ser uno de los principales elementos de elección. Sin embargo, hay otros muchos elementos que el consumidor va a tener en cuenta”.
“Vivimos una situación de incertidumbre. Los autónomos en estos momentos están sufriendo. A nadie se le escapa que el ocio está viviendo un buen momento, lo vemos en la restauración, hostelería y turismo. Eso sí, no hay que olvidar que los costes también han subido. Esto significa que un negocio de hostelería ha reducido los márgenes puesto que tiene que estar más horas, tiene mayores costes. Pero hay otros sectores como es el comercio, por ejemplo, que hemos visto que está reduciendo su actividad y nos preocupa, porque este sector engloba a muchos autónomos, igual que nos preocupa el de la agricultura, pese a haber sido un sector esencial en la pandemia, ahora está viviendo también un periodo difícil”, ha señalado Lorenzo Amor, presidente de ATA.
Por último, Juan Rubio Martín, doctor en Economía, asegura que “hay perspectivas fundadas para ser optimistas. Seguimos creciendo en 2022 a ritmos más elevados que la mayoría de países europeos; somos el país de la eurozona con menor inflación y mayor crecimiento del empleo y evolucionan favorablemente sectores como el turismo y las exportaciones, que superan los niveles de 2019” y añade que “respecto al consumo de las familias, pese a la crisis energética y la inflación, tanto el ahorro acumulado como la reforma laboral, que ha impulsado los contratos indefinidos y la creación de empleo, explican un avance que empezará a extenderse a bienes de consumo duradero, conforme se solucionan los cuellos de botella en las cadenas de suministro. Las perspectivas para 2023 deberían ser, por tanto, bastante más positivas que las previstas hace unos meses, si la inflación siguiera moderándose”.