En la actualidad, existe una creciente preocupación por la reducción del desperdicio alimentario, a lo largo de todos los eslabones de la cadena de valor alimentaria. Por ejemplo, cada español pierde una media de 250 euros al año por tirar comida a la basura, lo que representaba en 2020 unos 1.300 millones de kilogramos de comida anualmente, que significa una media de 31 kilos por persona, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Con el propósito de aportar ideas que pudieran ser útiles para este contexto, el Foro «Hacia una alimentación más sostenible» ha organizado la jornada «Reducción del desperdicio alimentario en todos los eslabones», donde representantes de todas las partes de la cadena han puesto encima de la mesa sus diferentes puntos de vista ante esta situación.
Durante la jornada, David Martín, director de Relaciones Institucionales de Carrefour, ha señalado que “ha quedado demostrado como el trabajo contra el desperdicio alimentario tiene que ser de equipo, de todos los actores de la cadena alimentaria y con un enfoque siempre integral, trabajando siempre con colaboradores, empleados, sector primario, fabricantes y consumidores, con lo que se puede mejorar mucho en este tema. Además, en este sentido, es necesario poner el foco en reducir el desperdicio alimentario fomentando herramientas de concienciación y de cambio de comportamiento del consumidor, a través de la información, formación, comunicación e innovación”.
El evento ha contado con una mesa redonda, moderada por Ricardo Migueláñez, director general de Agrifood Comunicación, en la que han participado representantes del sector como Gustavo Samayoa, presidente de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI); Francisco Greciano, director general de FESBAL; Nuria de Pedraza, directora del proyecto “La alimentación no tiene desperdicio” de Aecoc; Ana María Romero, secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del PSOE; y Emilio Gallego, director general de Hostelería de España.
Samayoa ha asegurado que “desde el sector estamos trabajando para combatir esta lacra que es el desperdicio. Según datos del Ministerio de Agricultura, cada español pierde una media de 250 euros al año por tirar comida a la basura. En la actualidad, el objetivo es disminuir los 1.245 millones de kilos y litros de alimentos que se tiran cada año en nuestro país. Asimismo, la guerra que ha sufrido Europa ha ayudado a deteriorar el sistema alimentario mundial, donde 828 millones de personas se encuentran en situación de hambruna. Por ello, el compromiso de luchar contra el desperdicio de alimentos es una obligación social de todos” y ha añadido que “el desperdicio alimentario representa el 8% del efecto invernadero, por lo que es fundamental la transición a sistemas agroalimentarios sostenibles para lograr evitar este desperdicio”.
Por su parte, Greciano ha recordado como “los Bancos de Alimentos poseen un doble impacto en la sostenibilidad social y ambiental. Así, desde 2018 a 2022 aproximadamente un 50% de los alimentos que distribuyen estos bancos procedieron de excedentes de alimentos de la industria, distribución y retiradas de mercado” y ha añadido que “en concreto, durante el pasado año 65.000 toneladas procedían de estas fuentes”.
Del mismo modo, Nuria de Pedraza ha recordado que “las empresas son las primeras interesadas en no desperdiciar productos, ya que detrás de este desperdicio existe siempre una pérdida económica y una ineficiencia. Desde nuestro proyecto hemos logrado reducir a la mitad en los comercios el porcentaje de desperdicio que tenían. Y es que hemos trabajado desde el enfoque de la prevención, desarrollando medidas para no crear excedentes alimentarios, además de crear concienciación y sensibilización con este tema” y ha añadido que “del conjunto de la cadena de valor se dice que porcentualmente del 100% del desperdicio que se genera a lo largo de la cadena el 40% proviene de los hogares, el 5% proviene del comercio, el 39% del sector primario y la industria, mientras que un 14% corresponde a la hostelería”.
Igualmente, Romero ha señalado que “la Ley de Desperdicio Alimentario es un compromiso del gobierno, que forma también parte de la Agenda 2030, y que afecta a todos los eslabones de la cadena alimentaria. Una dimensión económica, social y medioambiental, además de un indudable componente ético. Animo a recuperar el valor de los alimentos y el trabajo de quienes lo producen, los agricultores y ganaderos, porque lo que tiene valor no se tira. Los consumidores tenemos que concienciarnos de que los productos feos son también productos de calidad y que el despilfarro perjudica al conjunto de la sociedad, por lo que tenemos que trabajar todos por reducir los residuos y el impacto medioambiental”.
Para finalizar, Gallego ha resaltado que “la ley ya está desplegando sus efectos, es una ley transformadora de la sociedad y necesita un periodo de adaptación e incorporación a nuestro día a día” y ha añadido que “el sector ya se encuentra trabajando en la sensibilización, la imagen de hacia dónde vamos y la proyección de cuál es el objetivo final”.