España exporta al año más de 900.000 toneladas de melocotones, nectarinas, albaricoques, ciruelas y cerezas. Nuevas técnicas de I+D permitirán incrementar hasta un 30% las exportaciones de fruta de hueso y acceder a mercados más lejanos.
En 2013, el 85% de los destinatarios de la fruta de hueso española fueron países de la Unión Europea pero, pese a su cercanía geográfica, parte de la producción se pierde por su deterioro natural durante el transporte y almacenaje. Para evitar estas pérdidas y ampliar el radio de acción de las exportaciones, nuevas técnicas de origen natural añaden una última fase a la conservación de la fruta: su protección post cosecha.
De las más de 900.000 toneladas de fruta de hueso que España exporta al año, entre melocotones, nectarinas, albaricoques, ciruelas y cerezas, un importante porcentaje se pierde en los procesos de almacenaje y transporte por el proceso de deterioro natural del producto. Nuevas técnicas de I+D persiguen minimizar esta merma e incrementar, en consecuencia, el potencial exportador de la fruta de hueso, según han puesto de manifiesto diversos expertos reunidos en Lérida, la provincia con la mayor producción de esta variedad frutal en España. Actualmente, en torno al 85% de la fruta de hueso española tiene como destinatarios países de la Unión Europa.
“El uso de sustancias activas de origen natural que maximicen la protección de la fruta -apunta Miguel Vela, director del Departamento de Calidad de FEPEX (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas)- contribuirá de forma muy positiva al desarrollo de nuestra capacidad exportadora, abriendo mercados más lejanos. Estamos comenzando a exportar a Sudáfrica y negociando con China y Japón y, para poder llegar a estos mercados, necesitamos asegurarnos de que la fruta llega en perfecto estado”.
Tradicionalmente, la mayor parte del proceso de protección de la fruta de hueso se realiza antes de su recolección. Una vez efectuada ésta, el riesgo de enfermedades latentes sigue existiendo. La más habitual es la monilia, cuyo efecto principal es la podredumbre. Se trata, en concreto, de una infección de las flores que produce heridas en las frutas y permite que los hongos penetren en ellas; quedan así con aspecto “momificado”, de donde deriva el nombre de la enfermedad.
Javier Bardón, director de Marketing de Cultivos Especiales y Responsable de Cultivo de Fruta de Hueso de Syngenta en España y Portugal, explica que, “para proteger la fruta de hueso tanto de la monilia, causa de la podredumbre post cosecha en el 85% de los casos, como de otras enfermedades, hace años desarrollamos y comenzamos a distribuir nuestro producto Scholar en Estados Unidos, un país que apostó por incrementar su volumen de exportaciones a países más lejanos, como Japón; más tarde lo introdujimos en Chile, cuyas cerezas, por ejemplo, llegan actualmente a Francia al mismo ritmo que las españolas, y ahora lo estamos empezando a distribuir en la Unión Europea porque sus estados miembros también quieren ampliar el radio de acción de su fruta de hueso”.
Por su parte, Josep Lluís Trilla, director comercial de Actel Grup, una de las compañías con mayor volumen de exportación de fruta de hueso de España, considera que “ser capaces de proteger la fruta tras su recolección nos permite ser más eficientes, mientras que el hecho de utilizar mucho menos producto contribuye al respeto al medioambiente, ya que los pocos residuos que quedan en la fruta desaparecen en días, accediendo así también a los mercados más exigentes a este respecto”.