De acuerdo a los datos barajados por Unión de Uniones, la sequía y diversos episodios graves de pedrisco pueden dejar una vendimia de 40 millones de hectólitros a nivel nacional, lo que supone una reducción de la cosecha de casi un 20% con respecto a la anterior y aproximadamente un 6% inferior a la media de los cinco años anteriores.
Los otros dos principales países de la UE tampoco tienen buenas producciones. En el caso de Francia estaría en torno a los 43 millones de hectólitros, inferior a su media de los últimos años si se descuenta la excepcionalmente mala del 2017. También Italia volvería a sus niveles medios de alrededor de 50 millones de hectólitros y, en definitiva, todo ello dejaría la cosecha europea en valores de unos 165 millones de hectólitros.
Esta producción moderada debería compensar un alto nivel de existencias que, efectivamente, son superiores a los habituales y que a finales de junio se situaban en 41,8 millones de hectólitros, aunque desde la sectorial se ha apuntado que la cifra se reducirá en el enlace de campaña de manera significativa por las salidas de vino, que se han acelerado durante julio y se podrían reducir hasta los 36-37 millones de hectólitros.
Unión de Uniones considera que no debería haber problemas especiales “salvo que se creen artificialmente”, ya que una cosecha media-corta tanto a nivel nacional como en la UE y el buen ritmo de salidas, debería compensar los stocks de inicio de campaña superiores a años anteriores. La organización reclama una acción inspectora rigurosa para acabar con las irregularidades que lastran su funcionamiento.
En cambio, algunas organizaciones agrarias han declarado que se trata de “ruinosas” caídas del precio de la uva o de que se va a llegar a unos “precios hundidos” y considera que no juegan en favor de los intereses de los viticultores, sino todo lo contrario.
“Es innegable que en el vino sin indicación geográfica tenemos desequilibrios del mercado”, apuntan desde la organización, “pero no se debe andar jugando a culpabilizar de ello y penalizar a los viticultores que se han visto empujados a intentar hacer sus explotaciones más competitivas, mientras no se erradiquen prácticas irregulares que pesan sobre el mercado y se meta mano de verdad al mal funcionamiento de la cadena alimentaria”.