Lejos de ser un desafío imposible, la transformación del sistema agroalimentario representa una oportunidad para el sector hortofrutícola. Hoy por hoy, se producen más de 3,4 millones de toneladas de productos hortofrutícolas en el litoral almeriense, de las cuales se exportan más del 80%. Cambiar la forma de producción de un volumen creciente es un reto por el que hay que apostar sin ambages.
“Quien no se adapte al cambio y no se suba al tren, quedará fuera del mercado”, asegura el vicerrector de Innovación e Investigación de la Universidad de Almería, Diego Valera, en una mesa redonda sobre la agricultura y los próximos desafíos medioambientales, en el marco de la Cátedra que organiza Primaflor y la universidad Almeriense. Se debe producir más con menos recursos cuidando la salud y garantizando la seguridad alimentaria. Es lo que se llama Intensificación sostenible.
En este sentido, el Pacto Verde Europeo ya plantea el compromiso de alcanzar la neutralidad climática en 2050 y reducir un 50% los gases de efecto invernadero y los plaguicidas en un margen de nueve años. Conseguir que el 25% de la producción sea ecológica en 2030 es otro de los objetivos que recoge el plan europeo.
“Hay que movilizar a toda la industria en pro de una economía limpia y circular. El sector agroalimentario, especialmente el almeriense, está ya bastante alineado”, subraya Valera. Sin embargo, reconoce que aún hay mucho que hacer para alcanzar una movilidad sostenible y eficiente en el transporte de la producción. En este sentido, los fondos Next Generation procedentes de la Unión Europea, deben suponer un impulso en materia de innovación.
La clave para Primaflor está en identificar esos objetivos en proyectos tangibles, apunta el responsable del departamento jurídico de la empresa, Clemente Serrano. La cuestión no es solamente invertir en innovación, algo a lo que esta empresa ha dedicado más de siete millones de euros, sino tener claros cuales son las prioridades y como se han de conseguir.
La escala de esta empresa pasa por la reducción de utilización de fitosanitarios, el impulso de la economía circular, la gestión eficiente del agua (con agricultura de precisión y sensorización del campo), reducción de plásticos, y reducción de la huella de carbono. La empresa almeriense es una de las 76 empresas comprometidas a nivel nacional con la reducción del 55% de emisiones de cara al año 2030. Para conseguirlo, entre otras acciones, Primaflor apuesta por fomentar la economía de proximidad y los productos kilómetro cero.
Uno de los fundadores de la empresa Kimitec, Ginés Navarro, advierte de que, aunque el cambio es inevitable, no nos podemos permitir perder competitividad. “Se trata de utilizar la tecnología a nuestra disposición para conseguir una mayor productividad, gestión eficiente de agua y nutrientes o una mayor vida post cosecha”, ha señalado en la mesa redonda organizada en el marco de la Cátedra organizada por Primaflor y la Universidad de Almería. El cambio hacia la sostenibilidad eso sí, admite, es imparable, “unos lo harán por iniciativa propia y otros por empuje social”.
En este foro también ha intervenido el arquitecto José Ángel Ferrer que considera que “en 15 ó 20 años el sector agro de Almería debería ser puntero y atraer talento al nivel de Silicon Valley”.
“Olvidémonos de los plazos. Lo importante es empezar a trabajar con decisión. Los límites del planeta están ahí y los estamos viendo. Esto no es un ejercicio de responsabilidad medioambiental, sino un ejercicio de responsabilidad ética”, ha apuntado el subdirector de innovación alimentaria de Cajamar, Rodrigo García Lorenzo.