“El sector de la distribución alimentaria se enfrentó al mayor desafío de su historia en marzo de 2020”, asegura Ignacio García Magarzo, director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas). “Aunque espero no volver a enfrentarnos a esta situación, estamos preparados para superarlo”, comenta el directivo.
Los primeros días de la pandemia, los supermercados tuvieron que hacer frente al acaparamiento que llevó a cabo la sociedad. “Era algo tan diferente que provocó colas y desabastecimiento. Afortunadamente, gracias a la estructura de la distribución en España, en pocas semanas los ciudadanos recuperaron la tranquilidad”, ha explicado el director general de Asedas durante su participación en el encuentro DecirHaciendo sobre el impacto de la COVID-19 en la distribución, organizado por Consum.
Así, el directivo achaca al modelo de proximidad que rige en España el éxito para evitar esas rupturas de stock que amenazaban con saltar durante muchos momentos de los primeros días. Tanto es así que España se posicionó como el tercer país del mundo en el tratamiento de stock, evitando roturas que desestabilizasen al sector.
Sin embargo, García Magarzo señala que este hecho “no ocurrió en todos los países”. En concreto, Francia y Gran Bretaña tuvieron problemas de desabastecimiento que aumentaron la ansiedad de los ciudadanos.
Además, el portavoz de los supermercados también ha resaltado el “gran papel que han jugado los trabajadores” durante esta pandemia, así como el gran esfuerzo realizado por los empresarios que “actuaron de forma rápida y flexible para convertir las tiendas en lugares seguros para todos”.
En este sentido, Javier Quiles, director de Relaciones Externas de Consum, asegura que “la pandemia fue una prueba de fuego” que les obligó a garantizar el aprovisionamiento de las tiendas, así como la salud de los clientes y trabajadores.
“Si no conseguíamos llegar a suministrar alimentos al consumidor, se incrementaría la crisis que ya había. Sin embargo, el pico de la demanda provocó tensión en la cadena y con los proveedores que no eran capaces de producir a mayor capacidad”, explica Quiles.
Por ello, se tomó la decisión de reducir el número de referencias que podría comprar cada cliente, así como el cierre de la tienda online “ya que no se podía dar al consumidor lo que necesitaban”.
Hoy en día, el consumidor «se ha relajado», comenta Quiles. Se va menos a la compra, aunque sube el ticket medio en un 40%, hasta los 18 euros. Esto responde a que “los clientes han dejado de ir al supermercado para encontrarse con amigos o vecinos, sino que van a comprar rápidamente con una mayor planificación”, asegura el directivo de Consum.