Los invernaderos solares del sur de Europa adaptan su producción a los nuevos hábitos de consumo. Así, están en constante evolución para responder a las demandas de los consumidores que buscan exclusividad, sostenibilidad, productos saludables, gourmet o listos para consumir.
Desde el consorcio de organizaciones productoras que impulsan Cute Solar señalan que “la producción hortofrutícola de los invernaderos solares de Almería y Granada es un testimonio de la capacidad de los productores locales para innovar y adaptarse a las nuevas tendencias de consumo”. Este consorcio ha llevado a cabo un informe sobre “Los invernaderos solares ante los nuevos hábitos de consumo” en el que aborda las principales tendencias del consumidor y cómo los invernaderos solares han sabido adaptarse a estos nuevos nichos de mercado.
Entre sus conclusiones destaca que el producto premium cada vez está más presente en la cesta de la compra de los españoles. Por ello, los invernaderos solares del sur de Europa se han adaptado a esa tendencia y producen algunas de las variedades de frutas y hortalizas más gourmet del mercado, tanto por sus excelentes cualidades organolépticas (color, el sabor, la textura y aroma) como por la garantía de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los métodos de producción utilizados.
La preocupación por tener una alimentación saludable está haciendo que los consumidores ingieran productos más sanos y saludables en detrimento de los snacks ultraprocesados. Conscientes de esta tendencia en ascenso, durante los últimos años se están cultivando en los invernaderos solares las conocidas como hortalizas baby, utilizadas como snacks saludables. Los tomates Cherry se encuentran entre las más conocidas (y consumidas), pero también hay otras como los pepinos snack, la berenjena mini o el pimiento “sweet bite”.
Otra de las tendencias es la de los productos que se adaptan a los hogares unipersonales. La inquietud creciente por evitar el desperdicio alimentario ha motivado que los productores se hayan preocupado por reducir el tamaño de las frutas de gran calibre como es el caso de la sandía o el melón, para aligerar su consumo.
Además, se producen nuevas variedades para nuevos gustos. La comida entra por los ojos, por eso, casas de semillas y agricultores trabajan constantemente para buscar nuevas variedades que sorprendan a los consumidores, tanto por su sabor como por su tamaño, color, aroma o textura. En la zona de los invernaderos solares del Sur de España se sitúan los centros de I+D+i y fincas de ensayos de las mejores casas de semillas del mundo, que trabajan en nuevas variedades de productos hortofrutícolas. “Cada año, las casas de semillas evalúan el comportamiento de miles de nuevos cruces entre distintitas variedades, de los cuales tras un largo proceso de selección que puede alargarse hasta ocho años, solo un pequeño porcentaje consigue alcanzar el estatus de variedad comercial”, explican desde el consorcio Cute Solar.
El informe también revela que el ritmo de vida ajetreado ha impulsado el origen de productos que sean más rápidos, prácticos y fáciles de consumir, tanto dentro como fuera de los hogares. A esta tendencia responde, por ejemplo, la obtención de la sandía sin pepitas o las crudités de verdura cortadas y listas para su consumo, pero que conserven intactas todas sus propiedades y frescura. La clave del éxito está en que estos productos nuevos nos brindan facilidad de consumo y nos ahorran tiempo.
Por otro lado, el consumidor está cada vez más preocupado por la sostenibilidad, tanto medioambiental como laboral, aspectos que se priorizan cada vez más a la hora de realizar la compra. Los cultivos en los invernaderos del sur de Europa se caracterizan por un uso sostenible de los recursos hídricos mediante una agricultura de precisión, reciclan el 95% de los plásticos utilizados y son líderes en el mundo en la aplicación de técnicas de control biológico para el control de plagas.