En enero de 2019 Lidl se unió al “Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2020”, promovido por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social a través de la AESAN, que recoge los compromisos de reformulación de los sectores de la fabricación y de la distribución, para varios tipos de alimentos y bebidas de consumo habitual en los niños, niñas, jóvenes y familias, centrándose en la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas.
Hasta ahora, la compañía ha analizado los 13 grupos de productos establecidos por el Plan NAOS, reformulando así un 10% sobre el total de su surtido envasado de marca propia. De este modo, ha logrado reducir hasta 425 toneladas de azúcar y sal anuales, lo que equivaldría a más de un millón de terrones de azúcar o lo que es lo mismo, más de 21.200 tazas de cafés llenas de azúcar o sal.
Las categorías analizadas por la compañía han sido aperitivos salados, bebidas refrescantes, bollería y pastelería, cereales de desayuno, cremas de verduras, derivados cárnicos, galletas, helados, néctares de frutas, pan envasado, platos preparados, productos lácteos y salsas. “Cabe destacar que la mejora de los productos reduciendo azúcares, sal y grasas saturadas se realiza sin perder de vista las calorías totales: así se evita por ejemplo, que en un alimento se reduzca el azúcar a costa de aumentar la grasa, de modo que al final el producto acabe teniendo las mismas o incluso más calorías La cantidad de calorías diarias recomendadas para adultos según la OMS son 2000 kcal diarias”, explica Lidl.
En este sentido, gracias a la estrecha colaboración que Lidl mantiene desde hace años con sus proveedores, ha logrado cumplir con los objetivos del Pacto NAOS e incluso, ha conseguido reducir en su gran mayoría de artículos, un porcentaje superior de azúcar, sal y grasas saturadas a los preestablecidos.
Compromisos para 2025
Uno de los elementos determinantes de la política de compra de alimentos de la compañía es la optimización de sus marcas propias en cuanto al contenido de azúcar y sal. Por ello, desde hace cinco años y con el objetivo puesto en 2025, la compañía trabaja en un ambicioso plan, basado principalmente en reducir al menos un 20% la cantidad de sal y azúcares añadidos del surtido de marcas propias mediante la implementación de diversas medidas. En el marco de este objetivo, por ejemplo Lidl logró en 2017 eliminar 1.000 toneladas de azúcar en sus refrescos.
“Nuestro compromiso con la alimentación saludable nos exige contribuir y seguir trabajando de forma muy estrecha con todos nuestros proveedores, de forma que podamos promover activamente una alimentación consciente, ofreciendo a nuestros clientes un surtido amplio de alimentos de alta calidad que les permita llevar una dieta saludable y responsable” afirma Miguel Paradela, director general de compras de Lidl España.