La importancia de España en el mundo del vino ha atraído unos flujos de inversión extranjera que superan los 800 millones de euros en el acumulado de la última década, según revela el “Informe Importancia económica y social del sector vitivinícola en España”, realizado por la Interprofesional del Vino de España (OIVE) y con el que pretende poner en valor y dar a conocer de forma más amplia los diversos atributos del sector vitivinícola.
Así, el estudio revela que, además de la actividad desarrollada a escala nacional, el vitivinícola es un importante exponente del sector exterior español. No en vano, España es el principal exportador mundial de vino, en términos de volumen, y el tercero, en valor. Los productos vitivinícolas españoles están presentes en 189 países, de los cuales 86 realizaron compras superiores al millón de euros en 2019.
En concreto, las exportaciones españolas de productos vitivinícolas superaron los 3.000 millones de euros el año pasado, situándose el vino en el top-5 de los principales productos exportados por la industria agroalimentaria española. Además, la balanza comercial vitivinícola ha mostrado tradicionalmente un amplio superávit para España.
Más de la mitad de las empresas españolas que venden al exterior productos vitivinícolas han consolidado sus ventas internacionales, habiendo exportado de forma consecutiva en el último cuatrienio. Asimismo, la internacionalización de las empresas del sector vitivinícola también se ha plasmado en proyectos de inversión directa en países como Italia y Chile.
Líder en superficie de viñedo
Tal y como recuerda el informe, España es líder mundial en superficie de viñedo, con más de 950.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid (en media del último lustro). Una superficie en la que el viñedo ecológico también respalda el liderazgo español, gozando además de un peso creciente: superó el 13% de la superficie total de viñedo para vinificación en 2019. A su vez, España se erige como tercer mayor productor de vino, contando con una producción que ronda los 38 millones de hectolitros anuales y existen cerca de un centenar de denominaciones de origen protegidas.
La cadena de valor del sector vitivinícola involucra a una numerosa y diversa red de agentes, que se encargan de la viticultura, la elaboración de vino, así como de su distribución y comercialización. Pero además, existe otra serie de actividades, tanto suministradoras de las anteriores como conexas, que amplifican el alcance y capilaridad del sector. En este sentido, la vitivinicultura contabiliza más de 4.000 empresas productoras y elaboradoras de vino, así como una inmensa red de establecimientos de distribución y venta de productos vitivinícolas.
A su vez, genera un efecto tractor sobre otras muchas actividades suministradoras clave, como la industria de la madera, del vidrio, del corcho, o la fabricación de maquinaria y equipos industriales, entre otras. A las anteriores, se unen el turismo y otras actividades conexas al sector vitivinícola que, en el caso del sector turístico, bajo la fórmula del enoturismo, aporta un complemento de valor a la oferta turística nacional, con una treintena de Rutas del Vino de España, distribuidas por la geografía española.
Las empresas y organizaciones del sector vitivinícola español también son promotoras y partícipes de iniciativas de investigación e innovación, para hacer frente a los distintos retos que, en materia medioambiental, de procesos y productos, comercial y otras, ha de abordar este sector. Un esfuerzo que se traduce en la modernización y ampliación de las instalaciones, a lo que se dedican más de 570 millones de euros anuales, así como en actividades de I+D+i.
Aportación al VAB, al empleo y a las arcas públicas españolas
En España, la actividad vitivinícola (incluyendo la viticultura, la elaboración del vino y su comercialización), genera un VAB total superior a los 23.700 millones de euros anuales (incluyendo los efectos indirecto e inducido), equivalentes al 2,2% del VAB nacional. En particular, la contribución directa del sector se sitúa por encima de los 11.600 millones. Por cada euro de demanda final en el sector vitivinícola, la economía genera 1,75 euros de valor añadido directo e indirecto, revela el informe.
Desde una perspectiva regional, cabe destacar que en torno al 48,1% del VAB directo nacional de la viticultura se genera en Castilla-La Mancha, siendo la región con mayor superficie de viñedo y la que lidera la producción de uva en España. En esta Comunidad Autónoma la viticultura supone alrededor del 1,4% de su VAB regional. Le sigue La Rioja, donde el cultivo de la vid cuenta con un peso en el VAB en torno al 0,7%. En el caso riojano, la actividad de elaboración de vino contribuye con otro 3,9% al VAB regional, a la vez que responde por el 15,5% del VAB directo nacional de dicha actividad de elaboración de vino.
Además, el sector se estima que contribuye, asimismo, a la generación y mantenimiento de más de 427.700 empleos (puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo), que dependen de manera directa, indirecta e inducida de la actividad vitivinícola. Ello supone un 2,4% del empleo en España.
En términos de aportación a las arcas públicas españolas, la contribución directa del sector vitivinícola supera los 3.800 millones de euros anuales, incluyendo las cotizaciones sociales (sin computar la actividad vinculada a los efectos indirecto e inducido).