La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha publicado la memoria de actuaciones del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (Sciri), que recoge que en 2021 la cifra global de notificaciones de la red de alerta ascendió a 1.081, marcando récord, frente a las 634 del año anterior. De entre todas estas notificaciones, el número de expedientes de alerta se incrementó en un 32,5% respecto a 2020 y un 75,8% si la comparación se hace respecto a 2017
La Aesan, que es el organismo que coordina las actuaciones nacionales relacionadas con aquellos productos alimenticios y materiales en contacto con alimentos que puedan suponer un riesgo para la salud de la población, destaca que el pasado año, desde la irrupción de la borrasca Filomena hasta la erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma, “estuvo marcado por diversas situaciones inusuales que influyeron social, económica y políticamente en la actividad diaria de los ciudadanos de nuestro país y, por supuesto, en el trabajo de todas las administraciones públicas”.
Asimismo, recoge que en el control en frontera de alimentos la situación es similar y en 2021 el número de notificaciones de rechazo aumentó considerablemente con 324 notificaciones frente a las 103 que hubo en 2020. Todo este intercambio de información se traduce en un flujo constante de documentos entre todos los miembros de la red de más de 22.000 documentos en el pasado año.
En relación con el año anterior, en el 2021 se produjo una disminución del 5% en las notificaciones de la red de alerta relacionadas con productos de origen vegetal, mientras que se refleja un aumento del 1% en productos de origen animal y del 4% en materiales en contacto con alimentos.
En cuanto a los peligros asociados a las notificaciones de la red de alerta, al igual que ocurrió el año anterior, destaca el aumento de las notificaciones por peligros químicos, que de nuevo superan a los peligros biológicos.
En esta memoria, también se ha incluido un capítulo para informar específicamente de tres casos destacados de la red que han marcado el año precedente: la detección de óxido de etileno en diversos productos alimenticios, el empleo de bambú y otras fibras vegetales junto con plástico en materiales destinados al contacto con alimentos y, en tercer lugar, el incremento en el número de alertas gestionadas y publicadas en relación a la presencia de alérgenos, sustancias que producen intolerancia y gluten en alimentos en los que no se respetaban las obligaciones legales existentes para garantizar la información correcta a las personas consumidoras.