La cercanía de los supermercados a los ciudadanos facilita que casi el 90% de los clientes acuda andando a hacer sus compras de alimentación. Esto significa que alrededor de 3.000 millones de desplazamientos de compra cotidiana al año se hacen a pie, lo que reduce las emisiones de CO2.
Además, la enorme capilaridad del supermercado hace que los desplazamientos en coche sean más cortos, no más de 15 minutos en la gran mayoría de los casos, lo que significa menos emisiones, menos ruidos y menos atascos.
Por otra parte, el hecho de poder realizar la compra completa en un único establecimiento reduce también el número de traslados, aseguran desde la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas).
En este sentido, María Martínez Herrera, responsable de medioambiente de Asedas, asegura que “la situación del supermercado en el centro urbano de pueblos y ciudades es una gran ventaja desde el punto de vista medioambiental y social, que contribuye a la sostenibilidad de este modelo de distribución, así como del entorno en que opera”.
En la movilidad por motivo de compra, el modelo de proximidad contribuye a mitigar el efecto invernadero reduciendo en un 82% las emisiones de CO2 y los principales indicadores de la contaminación ambiental (-72% de NOx, -89% de NO2, -63% de PM y -90% en CO).
“El supermercado apuesta por la movilidad urbana con energías limpias y la gestión avanzada de entregas, por ejemplo, agrupando pedidos. El compromiso para reducir la congestión y hacer las ciudades más limpias se consigue con sistemas automatizados de gestión de flotas, optimización de rutas y aprovechamiento de la carga de camiones de gran tonelaje. En este sentido, se calcula que una flota con camiones pequeños (10Tm de PMA) supondría un incremento de las emisiones superior al 55%”, aseguran desde la asociación.
El supermercado es un tipo de comercio que, en su mayoría, está integrado en los barrios y centros urbanos de pueblos y ciudades. La apertura de nuevas tiendas suele hacerse reformando locales –algunos de ellos singulares- o aprovechando solares en zonas ya urbanizadas. Por lo tanto, no precisa de desarrollos extraordinarios para su instalación. Además, los nuevos establecimientos que se abren o se reforman lo hacen adoptando modelos de tienda eficientes, que incluyen las últimas tecnologías de ahorro de energía en sistemas de refrigeración (que consiguen economías de hasta un 30 por ciento), el aprovechamiento de recursos, como la luz natural, y el uso de energías limpias.