El consumo de frutas y hortalizas frescas en los hogares ha retrocedido un 2% de enero a agosto de 2023 respecto al mismo periodo de 2022, situándose en 4.608 millones de kilogramos, manteniendo así la tendencia a la baja de los últimos años. El gasto, por el contrario, ha crecido un 7,4% hasta alcanzar los 9.328 millones de euros.
Según los últimos datos publicados del Panel del Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación correspondientes al periodo de enero a agosto de 2023, dentro de la categoría, las más consumidas son las frutas, con 2.504 millones de kilogramos, un 2,3% menos que en el mismo periodo de 2022, seguido de las hortalizas, con 1.537 millones de kilogramos, un 2% menos y en tercer lugar patatas frescas, con 586 millones de kilogramos (+0,4%).
Entre las principales frutas consumidas en los hogares ha descendido la naranja con 412 millones de kilogramos (-14,5%), la manzana, con 249 millones de kilogramos (-2,7%), el melón, con 180 millones de kilogramos (-6%) o la fresa, con 96 millones de kilogramos (-10%). Por el contrario, crece la demanda de plátano con 407 millones de kilogramos (+13%), sandía con 275 millones de kilogramos (+3%) o dentro de la fruta de hueso, el melocotón, con 73 millones de kilogramos (+9%) y el albaricoque, con 33 millones de kilogramos (+20%).
En cuanto al gasto, de los 9.328 millones de euros que ha supuesto el consumo de frutas y hortalizas frescas en los hogares en los primeros ocho meses del año, un total de 5.107 millones de euros han correspondido a las frutas, con un incremento del 5% respecto al año anterior; un total de 3.575 millones de euros han correspondido a las hortalizas, con un 9% más y 646 millones de euros a patata fresca, con un fuerte incremento del 20%.
Para Fepex, los datos de consumo de frutas y hortalizas, que reflejan un continuo descenso en los hogares, ponen muy difícil que se pueda conseguir uno de los objetivos aspiraciones de la Estrategia de la Granja a la Mesa, según el cual dicha Estrategia ayudaría a “promover el consumo sostenible de los alimentos y facilitaría la transición a dietas saludables y sostenibles”. La realidad del consumo muestra que a pesar de que hay consenso en el ámbito científico, sanitario, institucional, etc. sobre las bondades del consumo de frutas y hortalizas frescas para la salud, su demanda retrocede.