La pandemia de la Covid-19 ha afectado de manera global a los hábitos de consumo, tanto dentro como fuera de casa. En este caso tres profesionales, Ricardo Alcón (Client Development Manager de NielsenQ España), Luis del Real (director Global de Investigación Comercia y shopper de Lactalis) y Juan Vilar (analista oleícola internacional y consultor estratégico) analizan la evolución del mercado del aceite de oliva durante los últimos dos años.
Durante los meses de confinamiento total, los españoles optaron por productos de mayor calidad. Así lo explica Juan Vilar, pues según él “se produjo una sofisticación del consumidor que al no poder comer fuera ni frecuentar bares ni restaurantes, destinó una mayor cantidad de dinero a escoger y consumir elementos y productos de un segmento más alto que el que consumían de forma habitual”. “Esto hizo que, en el caso de los aceites de oliva, se decantaran por la categoría virgen extra en detrimento de los virgen y refinados”.
Algo que no es ninguna sorpresa para Luis del Real, ya que “el aceite de oliva en nuestro país tiene un patrón muy asociado al consumo en el hogar. Una buena parte de la hostelería se rige por criterios de costes bajos y suelen utilizar grasas más baratas para cocinar, en cambio en casas nos gusta disponer de un aceite de oliva tanto para su consumo en frío como para cocina con él, por lo que la categoría se vio muy favorecida durante el confinamiento”.
“Todo esto tuvo una consecuencia adicional que favoreció a productos de mayor valor añadido como el AOVE debido a que al quedarse una parte del presupuesto liberado para consumir en el hogar nos permitió dar un salto cualitativo en diversos productos como es el aceite que crecieron por encima de la media en el consumo de los hogares”, explica Ricardo Alcón. Y añade que “dependiendo del país y la categoría vimos crecimientos semanales de las venta de entre un 30% y un 70% respecto al año anterior”.
No obstante, tras apagarse los peores meses de la pandemia el consumo volvió a bajar. “Una vez que volvemos a recuperar ciertas rutinas de consumo, como es volver a la hostelería, devolvemos la ‘cuota prestada’ del consumo en el hogar”, aclara Ricardo Alcón.
Parte de este descenso puede deberse al precio. “Ese factor es muy importante y especialmente relevante si tenemos en cuenta que los aceites se encuentran entre las primeras familias de productos de gran consumo en términos de gasto para los hogares españoles. Cualquier cambio en los precios impacta directamente en la cesta de la compra, sin sustitutivos en otras familias o categorías”, asegura Luis del Real.
“Los consumidores son conscientes de que la mejor calidad nutricional y organoléptica es la del aceite de oliva virgen y, aunque en los productos básicos, como este, la elasticidad de la demanda a cambios de precios es menor que en los productos más sofisticado, sigue siendo relevante, de tal manera que un incremento de precio de la categoría del 10% nos llevaría a un descenso de ventas del 7%”, añade.