Los hábitos del consumidor están cambiando desde el confinamiento y las empresas tienen que conocer dónde están los nuevos consumidores para así poder crecer. Un estudio de zeotap aporta las claves para que las marcas lleguen a un usuario más digital y más conectado que nunca, debido al distanciamiento social que imponen las circunstancias del coronavirus.
En primer lugar, es necesario adaptar el mensaje publicitario a las necesidades y hábitos actuales de los consumidores, marcados por el distanciamiento social y la incertidumbre financiera. Al mismo tiempo se aconseja realizar este cambio de manera positiva. Y por ejemplo, si se trata de una empresa del sector automoción, ofrecer perspectivas de financiación altamente ventajosas para los consumidores. En otros sectores como los restaurante, pueden ofrecer repartos gratuitos a domicilio, o los gimnasios y formación, ofertar, como algunos ya están haciendo, clases virtuales y reducir las tarifas mensuales.
Asimismo, es importante mantenerse relevante, pero no aprovechar las circunstancias para crear una relación artificial en torno al Covid-19. Es decir, no basar la conexión marca-consumidor en cuestiones caducas en el tiempo o circunstanciales relacionadas con el virus. Denotarían falta de autenticidad y a medio plazo la relación se rompería.
Otro punto clave que destaca el trabajo es reasignar los presupuestos de marketing, que han de reorientarse a los canales y entornos en los que se encuentra este ‘nuevo’ consumidor digital: soportes de noticias online, televisión por cable, apps, vídeo y social media.
También es necesario expandir las audiencias y que la situación actual está suponiendo que consumidores que habitualmente no se encontraban en el entorno online, ahora sin embargo sí lo están. Así sucede, por ejemplo, con las personas mayores que actualmente están pendientes del mail o de un sistema de vídeo-llamada como Skype, Facetime, Zoom o Google Hangout para estar en contacto con familiares que viven incluso en el mismo barrio.
Por último, el estudio aconseja pensar en el largo plazo y señala que la migración al entorno digital, junto a la adopción de tecnología para adaptar los productos y servicios al mundo online ha de ir más allá de la situación actual. La razón de ser es que todos estos cambios que están afectando a la relación marca-consumidor lo harán a largo plazo. Y estos últimos se mostrarán más abiertos a formas de conexión hasta ahora inimaginables como, por ejemplo, participar más desde casa en eventos y hacerlo en streaming o visitar apartamentos en 3D.
El estudio concluye señalando que “todas estas medidas harán que las marcas se pongan al lado del consumidor, se adapten a sus necesidades reales y hábitos de consumo actuales, que serán también los del futuro”.