Arraigada en La Rioja, Bodegas Campo Viejo, perteneciente a Pernod Ricard, cuenta con una instalación funcional, eficiente, moderna y, sobre todo, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, objetivos que continúa impulsando con el único fin de que “las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de estas tierras”.
Así lo destaca el equipo al frente de esta firma, que destaca cómo este afán por lograr los mayores compromisos de sostenibilidad y economía circular se encuentran “en el ADN de Pernod Ricard”, señala Ruth Chocarro, directora de Relaciones Públicas, Comunicación y Sostenibilidad y Responsabilidad, que añade que “la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es para nosotros un pilar fundamental”.
De esta forma, la compañía ha implantado en las diferentes áreas de su actividad a todos los niveles un Sistema de Gestión de Responsabilidad Social integrado con su Sistema de Calidad, Seguridad Alimentaria, Ambiental y de Prevención de Riesgos Laborales. Asimismo, cuenta con una Hoja de Ruta de Sostenibilidad y Responsabilidad 2030 basada en cuatro pilares; Proteger la tierra, Valorar a las personas, Elaboración y producción circular y Anfitriones responsables, que contribuyen directamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Así, la firma acoge prácticas sostenibles desde la vid hasta la botella comenzando por las propias instalaciones de la bodega, perfectamente integrada en el paisaje para minimizar el impacto ambiental. A este respecto, fue la primera bodega española en certificar su Huella de Carbono conforme a la norma ISO 14064, lo que significa que controla de forma constante sus emisiones de gases de efecto invernadero para garantizar que sea sostenible. Además, trabaja continuamente para utilizar técnicas ecológicas en la gestión de nuestros viñedos, como el control sostenible de plagas y enfermedades y sistemas de riego eficientes; todo ello se acoge a las directrices de SINERGIA de la UE.
Además, colabora estrechamente con sus viticultores y proveedores para asegurarse de que cumplan con las directrices sostenibles de AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación).
Otro ejemplo de su compromiso con la sostenibilidad es que en 2016, Bodegas Campo Viejo se convirtió en el primer centro de producción del sector alimentario español en completar el sello ‘Calculo, Reduzco y Compenso’ de la huella de carbono, promovido por el Ministerio de Agricultura (MAPAMA). Ese mismo año, fue también la primera bodega española en obtener el certificado Wineries for Climate Protection, primera y única certificación específica para el sector del vino en materia de sostenibilidad medioambiental y su objetivo es situarse como referente internacional en el ámbito vinícola y medioambiental, buscando soluciones y mejores prácticas para las bodegas.
A ello se une otras prácticas como el hecho de que las uvas que utiliza son parte del ciclo del carbono. Así, el carbono liberado durante la fermentación es capturado por las 57 hectáreas de viñedo y las 26 hectáreas de bosque que rodean la bodega durante la fotosíntesis.
Además, en el año 2014 Bodegas Campo Viejo fue pionera en certificarse en el Sistema de Gestión Energética ISO 50001, lo cual nos ayuda en la mejora continua de nuestro desempeño energético y a optimizar el uso y consumo de la energía, aumentando la eficiencia y reduciendo otros impactos ambientales.
Sendero de la biodiversidad
Y su última medida ha sido una apuesta para respetar la biodiversidad de sus viñedos con la instalación de «hoteles» para insectos, comederos para pájaros, atalayas para rapaces y «casas nido» para pequeñas aves, con el fin de equilibrar el ecosistema y controlar las plagas de forma natural.
A este respecto, la responsable de Desarrollo Sostenible de la bodega, Estibaliz Torrealba, explica que estas instalaciones contribuyen a buscar depredadores naturales para mantener el equilibrio de la viña sin utilizar pesticidas.
Así, se ha diseñado “un sendero de biodiversidad” con 16 puntos de interés, en los que se detallan las acciones desarrolladas por Campo Viejo para respetar el medio ambiente y la sostenibilidad, que es uno de los pilares fundamentales de su política de responsabilidad social corporativa.
Los visitantes de la bodega pueden experimentar este paseo de la biodiversidad en un recorrido de dos horas, durante el que comprueban “in situ” esas prácticas de sostenibilidad que ya tiene implantadas la firma.
Tanto los comederos para aves como las cajas nido han sido construidos con madera reciclada por los hijos de los empleados de la bodega y disponen de alpiste y pipas para alimentar en los meses de invierno a especies como gorriones, jilgueros y petirrojos. Además, se han instalado atalayas para aves rapaces a los que se encaraman águilas culebreras, cernícalos, milanos, búhos y lechuzas para avistar a presas como conejos, topillos y ratones.
Y para mantener el equilibrio de insectos en la zona, se han instalado “hoteles” hechos estructuras de madera y piedras que sirven de refugio para especies como escarabajos, mariquitas y avispas.
En este sendero también puede encontrar un guardaviñas, una tradicional construcción circular de piedra acabada en cúpula con un orificio para la salida de humos, que servía para proteger a los agricultores y a sus animales de las inclemencias del tiempo.
Por otro lado, la bodega ha instalado un nuevo sistema de confusión sexual para controla las plagas de insectos con difusores de feromonas femeninas, que confunde y desorienta a los machos y, así, se evitan intervenciones químicas para reducir su reproducción.