El termómetro sube y también lo hacen las diferencias de precio entre el productor y el consumidor. Mientras que en el primer trimestre del año hubo una cierta contención de los márgenes comerciales, en el segundo trimestre el diferencial se cifra en casi un 450% del campo a la mesa, según el índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD), elaborado por COAG.
Los márgenes más desorbitados los registran productos como la sandía o el melón, que disparan su precio al ciudadano (hasta casi el 1.000% en el caso de la sandía) mientras los agricultores reciben una remuneración que apenas les permite cubrir los costes de producción.
De hecho, según un estudio de COAG, la ratio entre los precios percibidos y los pagados por agricultores y ganaderos presenta una preocupante tendencia a la baja, pasando por uno de los peores momentos de los últimos veinte años. Miguel López, secretario general de COAG, asegura que “la guerra comercial ha provocado que hasta ahora se contengan los márgenes comerciales, a pesar de que los precios en origen estaban hundidos, pero la llegada del calor ha hecho que los precios en destino vuelvan a crecer, en algunos casos de forma desorbitada, como ocurre con la sandía”.
Por su parte, el presidente de la Unión de Consumidores de Andalucía, Juan Moreno, ha declarado que “no estamos dispuestos a que la alimentación sea objeto de especulación”. Moreno ha puesto de manifiesto el brutal incremento que sufren los precios desde el campo a la mesa: “Si permitimos que toda la cadena especulativa meta la mano en la renta agraria y en el bolsillo del consumidor, algo tan básico como una ensalada se incrementa en un 600%”. Por eso, ha añadido, “el clamor de la sociedad civil es que alguien ponga freno a la especulación”.