Tras casi una década de caídas, el sector de bebidas espirituosas experimenta un incremento del 2%, hasta los 190 millones de litros comercializados en 2015. En valor, este sector aporta a la economía española 7.585 millones de euros, un 0,12% del PIB.
La contribución al Erario Público alcanzó los 1.300 millones de euros solo por imposición indirecta (IVA e Impuestos Espaciales), mientras que los 3.800 centros de producción establecidos en toda la geografía nacional generan trabajo para más de 330.000 personas, entre empleos directos e indirectos en sectores clave para nuestra economía como el turismo, la hostelería y los servicios.
En 2015, se destinaron 200.000 toneladas de materias primas de origen agrícola a la elaboración de bebidas espirituosas y más de 52 millones de litros de vino. En términos de superficie, los cultivos destinados durante todo el año a la elaboración de bebidas espirituosas superan las 144.000 hectáreas. Los centros de producción están distribuidos por toda España, la mayoría de ellos en Andalucía, Castilla La Mancha, Cataluña y Galicia. El 80% son empresas familiares, pymes y micropymes.
Del total de la producción nacional, el 60% se destina al consumo interno y el 40% restante a la exportación. Por categorías, el whisky representó el 26% del total de la comercialización; el gin el 20%; el ron el 17%; los licores el 12% y el brandy el 11%.
El consumo se sigue realizando mayoritariamente en la Hostelería y Restauración (60% del consumo total). Durante 2015 se han producido también incrementos del consumo: del 4% en Hostelería y del 1,7% en Alimentación.
En 2015, se produjo un aumento de las exportaciones, en volumen y en valor, con un crecimiento del 5% hasta los 170 millones de botellas. El mayor volumen corresponde a los aguardientes, incluido el brandy. Entre los mercados exteriores destacan Filipinas, México y Estados Unidos.