El año 2015 ha sido complejo para el conjunto del sector lácteo. La coyuntura vivida tiene numerosas lecturas y, aunque nos hallamos ante una crisis global, incide con especial intensidad en nuestro país. El precio de la leche cruda empezó a descender hace un año en España, en un contexto de bajada generalizada de las materias primas a nivel internacional y el incremento de producción que conllevó la finalización de las cuotas lácteas en la Unión Europea. Como es bien sabido, en septiembre se logró un principio de acuerdo entre los actores de los diferentes eslabones de la cadena de valor de la leche: sector productor primario, industrias y distribuidores, con el impulso del MAGRAMA, para alcanzar la estabilidad y potenciar la creación de valor a lo largo de la cadena.
Por otro lado, se barajan otro tipo de carencias estructurales en nuestro sector: potenciar aún más el desarrollo empresarial en el sector primario que pueda favorecer el relevo generacional y el mantenimiento de las estructuras productivas; los compromisos para que las empresas de distribución impidan que la leche sea utilizada como producto reclamo y se banalice ante el consumidor; la falta de tradición transformadora de otro tipo de derivados lácteos para el mercado internacional.
Todos estos puntos son determinantes, y debemos profundizar en cada uno de ellos, sin duda alguna. Pero, para nosotros la clave es creer en una forma determinada de entender el negocio y practicarla, abogar por una filosofía responsable de empresa que recoge, transforma y distribuye leche y productos lácteos.
La irrupción de una nueva visión de la empresa y su papel en la sociedad, la creciente existencia de compañías con valores, comprometidas y que entienden que su futuro no solo depende de sus necesidades a corto plazo, sino también de las de sus grupos de interés, contribuye sin duda a construir la empresa láctea del siglo XXI. Así lo entendemos en Calidad Pascual.
Este es nuestro ‘debe’, la obligación que nos imponemos nosotros mismos, nuestro compromiso con la sociedad, en este caso con el conjunto de la cadena láctea, para seguir trabajando, creando riqueza, y empleo, para seguir siendo ejemplo y empresa líder. A pesar de los errores, los contratiempos y la coyuntura, nuestra visión como compañía seguirá aspirando a convertirnos en referente social y líder en alimentación de calidad. No podemos apartarnos de esta forma de entender el negocio, ni de nuestra pasión por ser una compañía de personas que se esfuerzan cada día por crear valor y satisfacer las necesidades de otras personas con las que nos relacionamos.
Calidad Pascual lleva más de 45 años trabajando con el objetivo de ofrecer productos lácteos que estén a la altura de las expectativas de nuestros grupos de interés. Una marca de calidad no está construida sobre una base artificiosa, ficticia o coyuntural, sino que obedece a un trabajo serio y continuado, aunque a veces no tan conocido. Desde el cuidado del ganado, su alimentación, su estado de salud, las instalaciones de la granja, el momento del ordeño, su recogida, los controles de calidad…hasta el impacto de nuestra actividad en la sociedad en su sentido más amplio. Hay muchas personas trabajando detrás de un litro de leche: ganaderos, veterinarios, transportistas, operarios, técnicos de calidad y vendedores. Pero aún existen muchas más personas que tienen la oportunidad de disfrutar de un producto de calidad: consumidores, clientes, ciudadanos o las ONG.
Estamos muy vinculados al sector productor y ganadero, con el que llevamos trabajando décadas codo con codo para mejorar su competitividad y la calidad global del sector mediante nuevos modelos de colaboración innovadores y de largo plazo. De las 470 ganaderías que aprovisionan de leche a Calidad Pascual más del 90% colabora con la empresa desde hace 15 años o más. El 98% del gasto en compras se destina a proveedores locales. Además, nuestra compañía colabora con 82 ganaderías en programas de eficiencia productiva comprometidos con la calidad, la rentabilidad y la sensibilidad ambiental.
Calidad Pascual está también comprometida con las disposiciones del llamado “paquete lácteo” para dar estabilidad a los contratos lácteos y certidumbre a los precios que perciben nuestros ganaderos. En este contexto, el objetivo de Calidad Pascual coincide en ofrecer estabilidad a producción, entregas y precios.
Hace poco leí que si un consumidor paga el litro de leche por debajo de un determinado precio está contribuyendo a la desaparición del ganadero y del tejido rural. No solo de estos eslabones, sino también de proveedores, clientes, empresas, empleados y de su propia capacidad de disfrutar de un producto de calidad. Nuestro reto en el sector lácteo sigue siendo generar valor y compartirlo con todos aquellos que colaboran en su creación.