Casi uno de cada dos españoles, es decir, el 46%, se muestra abierto a comprar carne de laboratorio cuando esté disponible en los supermercados. Se trata de la llamada carne cultivada, que proviene del cultivo de células musculares extraídas previamente de animales y no directamente de carne animal.
Lantern ha querido medir la actitud de los españoles hacia este tipo de carne in vitro. Según datos de su informe The Green Revolution 2021, el 29% de los encuestados muestran una actitud receptiva, afirmando que tal vez comprarían este producto si estuviese disponible en el punto de venta. Un 13% señala que probablemente la compre y un 4% de la población española se muestra plenamente convencido de su compra.
Por el contrario, el 27% de los encuestados ha mostrado su total rechazo a la carne cultivada y el mismo porcentaje señala que probablemente no se decida a hacerlo. De estos datos se desprende una polarización importante en la actitud de la población general hacia estos productos.
Los consumidores veganos, vegetarianos y flexitarianos muestran una mayor disposición hacia el consumo de carne in vitro. De hecho, el 56% de los veganos se muestra partidario a comprar este tipo de alimentos, frente al 45% de los omnívoros, lo que supone 10 puntos por debajo.
Por otro lado, el informe refleja que existe una clara brecha generacional ante el consumo de carne de origen celular. Las nuevas generaciones están mucho más abiertas a comprar carne cultivada, donde casi siete de cada 10 (66%) jóvenes de entre 18 y 24 años de edad dicen estar dispuestos a comprarla. Están muy por encima del siguiente grupo, los adultos entre 25 y 34 años, con un 51%, o los adultos entre 35 y 44 años, con un 46%.
En cuanto a la franja de los seniors, el 47% de los españoles de entre 55 y 64 años se muestra favorable a su compra, frente al 34% de los españoles mayores de 65 años, que supone el grupo de edad más reacio ante la carne de laboratorio.
Hay que destacar que la industria de la carne de laboratorio está ganando cada vez más peso en el interés de los inversores. Se prevé que para el año 2030 experimente tasas de crecimiento vertiginosas, donde algunas fuentes indican que representará el 1% del mercado total cárnico global, lo que significa un valor de unos 25.000 millones de dólares.
“El reto más importante al que se enfrentará la carne cultivada para su adopción masiva, es la aceptación del consumidor (…). Los fabricantes tienen por delante un gran trabajo de convencer al consumidor, generar confianza en el modo de fabricación, conseguir productos equiparables en sabor y textura, y producir con paridad de precio frente a la carne animal”, explica Jaime Martín, CEO y fundador de Lantern.
Asimismo, uno de los principales obstáculos a los que tendrá que hacer frente la carne de origen celular será la regulación normativa. “Aunque en algunos países las normativas son menos exigentes, como en Singapur, los reguladores europeos son más escrupulosos durante el proceso de aprobación. Los fabricantes de carne cultivada tendrán que demostrar que sus productos son seguros y saludables para el consumo”, afirma Martín.